Martirologio Romano: En Salon, de la Provenza, en Francia, tránsito del beato Luis Alemás, obispo de Arlés, que vivió una vida de eximia piedad y penitencia.

Fue nombrado arzobispo de Arles en el 1423, pero permaneció junto al Papa y al año siguiente se le encargaba la legación de Bolonia. Al año siguiente fue creado cardenal, dejó su cargo de camarlengo. Ya por entonces tenía fama de persona docta y de sanas costumbres y verdadero espíritu de santidad. Como gobernador de Bolonia tuvo varios problemas por la rebelión de los Canêtplo que lo tuvieron preso hasta que decidiera dejar la legación, como así hizo. Al parecer era inflexible en el cobro de impuestos, que se destinaban a la corte pontificia y no así mismo. De Bolonia volvió a Roma donde volvió junto al Papa.
Era uno de los jefes del "Partido conciliar" durante el tormentoso periodo del Cisma de Occidente, durante el concilio de Basilea de 1432 y las consecuencias que se siguieron, fue el adalid de este concilio y nunca se arrepintió de aquel hecho, porque lo hizo de buena fe. Fue uno de los electores del antipapa Félix V a quién fue fiel, y por esta razón será excomulgado por el papa Eugenio IV. El papa Nicolás V lo rehabilitó y, desde entonces, se ocupó exclusivamente del gobierno de su diócesis. En su vida privada en Arles, como obispo y cardenal fue siempre un modelo de virtud, dedicado a las obras de caridad. El pueblo exigió su canonización. No parece que Luis se arrepintiera de nada de lo que hizo. Terminado el concilio, el reconocimiento de Nicolás V como Papa significaba un acuerdo de paz. Hay que acudir necesariamente a la tesis de una conciencia errónea pero recta para aceptar la santidad de este famoso rebelde. El culto que se inició después de su muerte fue aprobado por el Papa Clemente VII, en 1527.
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