Martirologio Romano: En el monasterio de Santa María de Huerta, en la región hispánica de Castilla, tránsito de san Martín, llamado el Sacerdote, que, siendo abad cisterciense, fue ordenado obispo de Sigüenza y se esforzó por reformar el clero, retirándose, finalmente, a su propio monasterio.

En el 1185, fue elegido obispo de Sigüenza. Durante siete años caminó de pueblo en pueblo, consolando a los pobres, repartiendo el pan y la gracia con todos los fieles. Defendió los intereses de la Iglesia, se sentó en los concilios y pasó por la diócesis haciendo el bien. Más de una vez se vio en la precisión de mostrar su fortaleza y valentía ante los desmanes de los seglares, la indisciplina de los clérigos y la rapiña de algunos desalmados.
En 1192, renunció al cargo para volver a ser un simple monje y se retiró al monasterio de Huerta. Junto con el rey Alfonso VIII, fue el fundador del monasterio cisterciense femenino del Real Monasterio de Las Huelgas de Burgos. Alguien escribió estas letras: "El obispo Martín, escudo de la fe y margarita de todas la virtudes, descansa aquí, libre de toda mancha de vicio. Desde niño entró en el claustro, sediento de silencio, y Dios le adornó con la claridad de su gloria". En su larga vida se distinguió por una entrega generosa a Dios, buscando en la vida cisterciense contemplativa y en la vivencia de su fe. Destacó por su capacidad de amistad con toda clase de personas de distinto rango social, la gente del pueblo sintió una gran veneración por él. En su vida se dedicó especialmente a los pobres y a ser instrumento de paz y concordia con los que convivió. Murió en Sotoca cuando regresaba de una visita al monasterio alcarreño y cisterciense de Ovila.
Debido a una leyenda de una cabeza que presentaron unos ángeles al cabildo de Sigüenza, se le relacionó con un tal san Sacerdote, con cuyo nombre se le viene tributando culto el 5 de mayo.
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