8 de septiembre de 2014

Beato FEDERICO OZANAM. (1813-1853).


Martirologio Romano: En Marsella, en Francia, tránsito del beato Federico Ozanam, que, hombre esclarecido en erudición y piedad, defendió y propugnó con su eminente doctrina las verdades de la fe, prestó asidua caridad a los pobres en la Sociedad del San Vicente de Paúl y, como excelente padre de familia, hizo de su hogar una iglesia doméstica.

Nació en Milán, en el seno de una familia acomodada de origen francés y judía. Su juventud transcurrió en Lyon, ciudad natal de sus padres, donde atravesó una crisis religiosa superada cuando llegó a París e ingresó en la universidad de La Sorbona, donde estudió Humanidades y Derecho. Allí, tuvo ocasión de descubrir la miseria material y moral que existía en grandes sectores de la sociedad que se edificaba fuera de la influencia cristiana. Además de las clases universitarias asistió a las reuniones de un grupo de  “Les bonnes etudes”, dirigidas por el profesor Bailly y que en 1832 se transformó en las Conferencias de la Historia. En una de estas reuniones un joven de ideología santsimoniana, le lanzó un reto en el que afirmaba que la acción cristiana estaba anticuada y abocada a la extinción. Esto le animó a pasar de la fe a la acción de la propia fe.
A los 20 años fundó con seis compañeros las Conferencias de San Vicente de Paúl en 1833. La caridad de Federico con sus primeros compañeros se ejerció con la ayuda de una Hija de la Caridad, la hermana la beata Rosalía Rendu, en la calle Mouffetard, en pleno corazón del barrio latino de París. Estas Conferencias pronto se extendieron por el mundo formando una red de caridad con la que el joven estudiante deseaba envolver al mundo. Federico dijo: “Quiero encerrar al mundo entro en una red de caridad. La sociedad es una asociación cristiana, siempre en comunión estrecha con la Iglesia, siempre a su sombra pero sin dependencia de la jerarquía eclesiástica, con un protagonismo propio”. 
Para defender la fe, Ozanam fue el promotor de las famosas conferencias cuaresmales de Notre Dame que inauguró el padre Lacordaire. Su intensa actividad espiritual fue unida a la vida normal de un laico. Sus diversos títulos universitarios le llevaron a la cátedra de Derecho comercial en Lyon. Más tarde la de Literatura extranjera en la Sorbona. En 1841 se casó con Amelie Soulacroix, de esta unión nacerá su única hija Marie. Se hizo Terciaro franciscano. Pronto, minado por la tuberculosis,  abandonó la enseñanza.
Murió en Marsella. Fue un precursor de la doctrina social de la Iglesia. En 1848 fundó con el padre Lacordaire un periódico “L´ere nouvelle”, al tiempo que intervino en debates políticos de la época. San Juan Pablo II lo beatificó el 22 de agosto de 1997. 

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