Martirologio Romano: En el pueblo de Gilet en el territorio de Valencia, siempre en España, beatas mártires Francisca Javier (María) Fenollosa Alcayna, religiosa de la Tercera Orden de las Capuchinas de la Sagrada Familia, y Herminia Martínez Amigó, madre de familia, que, en la misma persecución, confirmaron con su sangre la fidelidad al Señor.

Al estallar la guerra civil española el 18 de julio de 1936, las hermanas fueron obligadas a abandonar el convento y refugiarse en casas particulares. Consciente del peligro manifestó a su madre el miedo a la muerte, y su misma madre la animó a ser fiel a Cristo, que seguramente le daría la fuerza para enfrentar lo que se presentara. Detenidas el 21 de agosto de 1936, fueron sometidas a trabajos forzados, malos tratos y vejaciones. Después de haber sido sometida a humillaciones y sufrimientos, detenida con su hermano José el 27 de septiembre, fue fusilada al día siguiente en el Cementerio de Gillet (Valencia). Antes de morir, dijo a sus asesinos: "Que Dios les perdone, como les perdono yo". Y murió aclamando: "¡Viva Cristo Rey!".

Detuvieron a su marido, a ella y a su hermano Eduardo, por lo que ella intercedió diciendo que no habían hecho nada malo. Fue entonces cuando le dijeron que mataban a curas y beatos y ella respondió que ella no renegaba de su pertenencia a la Iglesia católica, y le dijeron que la iban a matar por ser persona de Iglesia. Llevados a Gilet, cuando se vio ante el pelotón de fusilamiento animó a sus compañeros para que se pusieran en manos de Dios y perdonó a sus verdugos.
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