
La Hermana Carmen tuvo como primer destino el Colegio de Mataró, quedándose como encargada de las párvulas menores de cinco años. Todos admiran su dedicación docente realizada con paciencia, caridad y gran cariño. Se distinguió por su amor a Jesús que manifestaba en su cercanía y delicadeza.
Como medida de seguridad y prevención ante la caótica situación de España y los sucesos ocurridos en Julio de 1936, la Congregación dispuso que las religiosas salieran de los Colegios y se dirigieran a sus domicilios paternos o de familiares, vestidas con traje seglar.
Las Hermanas María del Carmen, María Rosa y Magdalena Fradera Ferragutcasas llegaron a Riudarenes, a casa de sus queridos padres, que las reciben con los brazos abiertos y con gran emoción. No les faltará el cariño familiar y podrán seguir las prácticas piadosas, rezando el Oficio Parvo y haciendo meditación y lectura espiritual, a la vez que colaboran en las tareas de la casa y agrícolas de su familia.

Inició su misión apostólica como educadora en Olot. Años más tarde en Santa Coloma de Farners, fue dando testimonio de la cercanía y ternura de Dios, trabajando con los más pequeños. Dentro de sus rasgos personales más característicos sobresalía su alegría, serenidad y sencillez. Con su buen carácter y afabilidad gozaba de la simpatía de todas las hermanas.

En Cassá de la Selva, en su vivencia comunitaria y en el apostolado destacó por su generosidad y entrega. En todo lo que hacía tenía el don de irradiar paz, alegría y acogida. En su labor docente y en la catequesis sabia trasmitir con sus actitudes la dimensión mariana del carisma.
Fue brutalmente asesinada por varios milicianos –por el hecho de ser religiosa- el 27 de Septiembre de 1936, en el término municipal de Lloret de Mar (Gerona).
El 25 de Septiembre de 1936 unos cuantos milicianos armados se dirigieron a la casa paterna para realizar un registro y llevarse en dinero “una contribución para la guerra”. Para las hermanas fue el primer aviso. El 27 de Septiembre de 1936, con nocturnidad y alevosía, de madrugada, varios milicianos, armados, se acercaron al domicilio manifestando que iban a buscar a “aquellas”, en nombre del Comité de Gerona, para prestar declaración. Los padres y hermanos hicieron a los milicianos algunos reproches, pero cedieron al fin, a la vez que las tres hermanas religiosas manifestaron: “Si vienen por nosotras abridlos, estamos dispuestas a morir por Cristo.”
Rezaron y se asearon pues “para presentarse ante Dios hemos de ir limpias de cuerpo y de alma”, según afirma Magdalena. Añadiendo después “No nos engañáis, vamos contentas a dar la sangre por nuestro Dios.” A continuación se despidieron de sus familiares y salieron de su casa. Rodeadas por los milicianos, fueron empujadas a un taxi camino del martirio. Las condujeron a un lugar de bosque de encinas llamado Els Hostalets, del término municipal de Lloret de Mar (Gerona) y allí después de numerosas vejaciones y brutalidades, pero defendiendo y conservando su fidelidad a Dios y su virginidad consagrada fueron cruel y vilmente asesinadas a tiros de fusil y de pistola, el 27 de Septiembre de 1936.
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