Martirologio Romano: En Sagunto en España, beatos mártires José Fenollosa Alcayna, sacerdote, y Fidel (Mariano) Climent Sanchís, religioso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, que, durante la persecución contra la fe, esparcieron su sangre por Cristo.
José nació en Rafelbuñol, Valencia en 1903. Se educó muy cristianamente en una modesta familia de labradores. Ingresó en el Colegio de Vocaciones y después fue colegial de Santo Tomás, de Valencia. Doctor en Teología, fue ordenado sacerdote en 1926. Primero fue párroco de Espadilla y encargado de Valdobrado, desarrollando una amplia labor apostólica y social; luego pasó de párroco a Gilet; y luego a la capellanía del Asilo de San Eugenio, de Valencia; también fue profesor del Seminario, vice-secretario del arzobispado. Destacó por su sencillez y humildad. Canónigo de la colegiata de San Bartolomé de Valencia.
Llegada la revolución de julio de 1936, pasó a su pueblo natal con sus padres y allí ejercía el ministerio a favor de los fieles que se acercaban a él. Fue arrestado el 23 de agosto y llevado a Massamagrell. Al poco tiempo fue arrestada su hermana María (beata Francisca Javier Fenollosa), religiosa, y fueron encerrados en la misma habitación. Sacados en coche, creyeron llegada la hora del martirio, pero se les devolvió a su casa. Como subsistía el peligro de detención, José se escondió con otros sacerdotes en la bóveda de la iglesia, pero a los ocho días fueron de nuevo arrestados y obligados a realizar trabajos como barrer y regar las calles, etc., aunque se les permitía dormir en casa. Por fin el 27 de septiembre se lo llevaron con otras 17 personas, y en las tapias del cementerio de Sagunto fueron todos ellos fusilados. Él exhortó a sus compañeros a perdonar y murió gritando vivas a Cristo Rey.
Mariano Climent nació en Puzol (Valencia) en 1856. Al estar haciendo el servicio militar tuvo que participar en la guerra carlista, y, terminada ésta, decide la entrada en la Orden capuchina. Hecho el noviciado profesó el 14 de junio de 1881 con el nombre de fray Fidel de Puzol y en calidad de hermano lego. En 1884 hizo la profesión perpetua. Se distinguió por su espíritu de oración, su austeridad, su caridad fraterna y su fidelidad en todo.
Al cerrarse el convento de Valencia, tuvo que buscar refugio en casa de familiares suyos en Puzol. Como tenía ya 82 años y estaba mal de la vista, no salía de la casa. El día 27 de septiembre los del Comité local fueron por él, dijeron que lo llevaban al asilo pero lo condujeron al cortijo «Laval de Jesús» y a la entrada lo mataron. Fue bárbaramente asesinado. Allí quedó insepulto dos días. Fue enterrado en fosa común del cementerio y sus restos no han podido ser identificados. Fueron beatificados por san Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.
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