Martirologio Romano: En Poitiers, de Aquitania, santa Radegunda, reina de los francos. Cuando todavía vivía su esposo, el rey Clotario, recibió el velo sagrado de religiosa, y en el monasterio de la Santa Cruz de Poitiers, que ella había mandado construir, sirvió a Cristo bajo la Regla de san Cesáreo de Arlés.
Reina de los francos. Nació en Erfurt, Turingia. Hija del rey pagano de Turingia, Bertario, cuyo asesinato fue vengado por el rey Clodoveo I. Este hizo bautizar a Radegunda cuando tenía dos años, la educó y la casó con Clotario I; a causa de los maltratos que la produjo, entre ellos, el asesinato de su hermano, le obligó a abandonarlo y entrar en un convento, cuando todavía no había muerto su marido, pero que ya la había repudiado.
Según otra tradición Radegunda fue desde niña rehén del rey Clotario I, quien la hizo criar en Athiens y luego en 540, la forzó a casarse con él. Después del asesinato de su hermano huyó del palacio real con la protección del obispo san Medardo de Noyón.
San Medardo le concedió el velo como religiosa, después de que ella se lo pidiera, y según la tradición la consagró diaconisa. Fundó el convento de Santa Cruz en Poitiers, donde vivió los treinta últimos años de su vida; llegando a ser esta abadía un centro de cultura y oración. Radegunda impuso a las religiosas la regla de san Cesáreo de Arles, que se trajo después de un viaje a Arles. Tuvo como discípula a su hija adoptiva santa Inés de Poitiers, a la que nombró abadesa, y como director espiritual a san Venancio Fortunato, al que le pidió que compusiera el “Pangelingua”. Por humildad no quiso aceptar el cargo de abadesa. Los últimos años de su vida hizo tapiar su celda y sólo se comunicó con el mundo a través de una pequeña ventana. A su muerte san Gregorio de Tours presidió sus funerales. Su vida está llena de relatos y milagros fantásticos. Patrona de Poitiers.
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