Martirologio Romano: En Aldemburgo, en Flandes, muerte de san Arnulfo, obispo de Soissons. Monje después de haber sido soldado, fue elevado al episcopado, desde donde se esforzó en buscar la paz y la concordia, y, finalmente, murió en el monasterio que él mismo había fundado.

Fue enviado por el papa san Gregorio VII a pacificar los territorios de Flandes, gobernados por el conde Roberto, Arnulfo recorrió toda la región predicando el evangelio y recompuso la armonía entre el conde y sus vasallos. Radbodo, obispo de Noyón, en agradecimiento le entregó la iglesia de Saint Pierre en Oudenburg, fundada por san Ursmaro y Arnulfo fundó la abadía benedictina de Oudenbourg en Flandes, donde estuvo dos años, y después volvió a Soissons, pero no logró establecer el orden dentro de su diócesis; decidió abadicar y se retiró a Oudenbourg como recluso. Estalló de nuevo una revuelta en Flandes y se le pidió su intervención para restablecer la paz; pero, pocos días después murió. Arnulfo fue un pacificador, que alternó su responsabilidad del disputado gobierno eclesiástico con el refugio de la paz monástica.
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