Martirologio Romano: En Otranto en Puglia, cerca de ochocientos beatos mártires, que, amenazados por los soldados turcos que asaltaron la ciudad para que renegaran de la fe, fueron exhortados por el beato Antonio Primaldo, anciano tejedor, a perseverar en Cristo y obtuvieron así con la decapitación la corona del martirio.
La historia de los mártires de Otranto comenzó con una profecía de san Francisco de Paula, que avisó de la necesidad de defender Otranto, pero nadie le escuchó, y entonces advirtió de la terrible matanza que se iba a producir.
En el verano de 1480, la ciudad de Otranto, se quedó desprotegida de las tropas del rey Fernando I de Nápoles que se había ido a otra parte. La armada turca se presentó ante la ciudad exigiendo su rendición, pero no quisieron los hidruntinos, y se pusieron a una defensa imposible. La ciudad fue asaltada y murieron muchos de sus habitantes entre ellos el arzobispo Esteban Pendinelli. Vencida la población y concluida la lucha, Ahmed Pachá, el general turco, exigió que le fueran traídos todos los varones de 15 años en adelante, y se presentaron 800, que eran los únicos que quedaron vivos. Entonces les exigió a todos la conversión al Islam, con la condicion de respetar su vida.
En el verano de 1480, la ciudad de Otranto, se quedó desprotegida de las tropas del rey Fernando I de Nápoles que se había ido a otra parte. La armada turca se presentó ante la ciudad exigiendo su rendición, pero no quisieron los hidruntinos, y se pusieron a una defensa imposible. La ciudad fue asaltada y murieron muchos de sus habitantes entre ellos el arzobispo Esteban Pendinelli. Vencida la población y concluida la lucha, Ahmed Pachá, el general turco, exigió que le fueran traídos todos los varones de 15 años en adelante, y se presentaron 800, que eran los únicos que quedaron vivos. Entonces les exigió a todos la conversión al Islam, con la condicion de respetar su vida.
En nombre de todos ellos un anciano artesano, famoso por su piedad, llamado Antonio Primaldo, aseguró que todos ellos adoraban a Cristo y no abandonarían su fe. Todos los demás estuvieron de acuerdo, sin producirse ninguna apostasía entre ellos. Entonces Ahmed Pachá ordenó que fueran decapitados, y para ello fueron llevados al monte de Minerva. Mientras subían se animaron unos a otros. Fueron agrupados de cincuenta en cincuenta y fueron decapitados. Se cuenta que Antonio Primaldo fue decapitado el primero, pero su cabeza no cayó a tierra hasta que no fue decapitado el último. El verdugo Berlabei, se conmovió con el valor de los mártires, y se confesó cristiano, y fue empalado.
Reconquistada un año más tarde la ciudad por las tropas reales, se encontraron cuerpos insepultos de los mártires que se conservaban incorruptos, y todos fueron enterrados en la catedral de Otranto. El monte se llamó la colina de los Mártires. Fueron canonizados por SS Francisco el 13 de mayo de 2013.
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