Martirologio Romano: En Constantinopla, san Alejandro, obispo, cuyas apostólicas súplicas, según escribe san Gregorio Nazianceno, lograron vencer al jefe de la herejía arriana.

Tenemos pocas noticias de él, se sabe que gozó de un gran prestigio moral y espiritual. Poco después de su elección, el emperador Constantino organizó una reunión de teólogos cristianos y filósofos paganos: pero, como todos los filósofos quisiesen hablar al mismo tiempo, la reunión se convirtió en un desorden. Entonces, Alejandro les aconsejó que eligiesen a los más autorizados de entre ellos para exponer su doctrina. Cuando uno de los oradores estaba en la tribuna, el santo exclamó: "En el nombre de Jesucristo, te mando que te calles". Según se dice, el pobre filósofo perdió el habla hasta que Alejandro se la devolvió. Este prodigio impresionó más a los filósofos que todos los argumentos de los cristianos.
El antiguo Martirologio decía "Por el poder sus oraciones (las de Alejandro), Arrio, condenado por el juicio de Dios se partió por el medio y le salieron la vísceras".
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