San Sinforiano de Autun. M. c. 178.
Martirologio Romano: En Autun, en la Galia Lugdubense, san Sinforiano, mártir, que, mientras era llevado al suplicio, su madre, desde la muralla de la ciudad, le exhortaba con estas palabras: «Hijo, hijo, Simforiano, pon tu pensamiento en Dios vivo. Hoy no se te quita la vida, sino que se te cambia por una mejor».
Mártir en Autún, se piensa que durante la persecución de Aureliano, aunque algunos piensan, que fue en el siglo II, durante la de Marco Aurelio.
Adolescente de una buena familia francesa de Autún en Borgoña, durante un cortejo pagano dedicado a la diosa Cibeles, no pudo evitar hacer una broma. Lo arrestaron y confesó: "soy cristiano y me llamo Sinforiano". Fue condenado, y mientras iba hacia el suplicio, se encontró con su madre, cristiana como él, que lo animaba para el martirio: "Venga, hijito mío, en la esperanza de la vida eterna... mira aquel que reina en el cielo. A ti no se te ha quitado la vida, sino que te ha sido mejorada". "Vita non tollitur, sed mutatur"; palabras que han pasado a la liturgia de difuntos de la Iglesia. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. Patrón de Autún.
Santos Fabriciano y Filiberto. s. III.
El Martirologio actual no los incluye (aunque estuvieron inscritos en tiempo remoto). Su veneración es local, no de toda la Iglesia y por eso su culto está mucho menos extendido. Fue la Iglesia mozárabe de Toledo la que mantuvo su memoria. Según la tradición eran eremitas que vivían en una cueva cerca de Titulcia. Allí llevaban una vida de oración apartados del mundo. Los soldados romanos les invitaron a apostatar y, al no hacerlo, los mataron.
La historia de Filiberto se entrecruza en los cronicones con la de otro Filiberto. Existe, en efecto, un abad Filiberto, de Noirmoutier (Aquitania), celebrado el 20 de agosto. Muchos hagiógrafos confunden los dos.
A decir de Juan Pinio, en su demoledor artículo en el “Acta Sanctorum” de los bolandistas: “si buscas otras cosas acerca de su patria, época y las cosas [por ellos] hechas, todo es tan vacilante, que no hay ni un punto en el que puedas poner el pie con firmeza… a los santos les he puesto arriba el título de "Mártires" con el Martirologio Romano y con el Breviario Mozárabe, si bien ignoro completamente dónde, cuándo y bajo quién padecieron. También les he puesto "en España" con dicho Martirologio, no porque ello me conste con certeza; sino porque son españoles, por así decirlo, en posesión, en la cual los dejo. Si ambos habían sido monjes, así como su Orden y monasterio, me es igualmente desconocido”.
Publicado por Parroquia de San Juan Bautista, Arganda del Rey (Madrid).
San Timoteo de Roma. M. c. 306.
Martirologio Romano: En Roma, en la vía Ostiense, en el cementerio que lleva su nombre, san Timoteo, mártir.
Mártir romano durante la persecución de Diocleciano. Hay en la vía Ostiense de Roma un cementerio que lleva su nombre. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.
San Hildebrando de Bagnoregio. M. 873.
Parece que fue Canónigo Regular de Letrán. Obispo de Bagnoregio (c.856 al 873). Tomo posesión de su sede cuando su precedesor fue quitado de su diócesis por indignidad y él fue llamado para llevar la serenidad a esta pequeña diócesis del Lazio. Su celo religioso y obediencia a la Sede Apostólica se manifestaron en más de una ocasión. Tomó parte en el sínodo lateranense (861), con san Nicolás I, contra los abusos del obispo de Emilia, Juan y en el concilio de Roma (868), con Adriano II, contra Focio.
Aldobrando veló constantemente para que reinase la concordia entre sus fieles y siempre buscó la paz entre los litigantes. Sea en vida como después de muerto tuvo el don de los milagros. Es copatrón de la ciudad de Bagnoregio.
San Andrés de Fiesole. M. c. 880.
Natural de Irlanda o Escocia. Fue educado por san Donato, irlandés y maestro de Filosofía. Lo siguió en una peregrinación a Roma. Al llegar a Fiesole, san Donato fue elegido por el pueblo, obispo de Fiesole. Andrés fue ordenado diácono y como archidiácono asistió a Donato en su ministerio, conquistando gran renombre por su austeridad de vida y caridad sin límites.
Restaurada la iglesia de San Martín, destruída por los húngaros, fundó en esta ciudad el monasterio de San Martín en Mensola, y se retiró con algunos compañeros, y de los que fue abad. Es dudoso que hubier abrazado la regla benedictina.
Pocos años después de la muerte de Donato (c. 876), Andrés cayó gravemente enfermo y, antes de morir, deseó ver a su hermana santa Brígida de Fiesole, que estaba en Irlanda; santa Brígida fue trasladada milagrosamente ante su hermano que estaba agonizando. Estos son los únicos datos ciertos de su biografía, que está muy distorsionada. Fue sepultado en la iglesia de San Martín en Mensola.
Jacobo Bianconi de Bevagna. Beato. (1220-1301).
Martirologio Romano: En Mevania (hoy Bevagna), también en la Umbría, beato Jacobo Bianconi, presbítero de la Orden de Predicadores, que fundó allí un convento y rebatió los errores de los nicolaítas.
Natural de Bevagna (Spoleto). Ingresó en los dominicos de Spoleto a los 16 años. Sus pasos en la santidad y en la doctrina fueron de gigante. La penitencia y la adoración fueron las fuentes genuinas donde nació aquel fuego de caridad que hizo de él uno de los más grandes apóstoles y predicadores de su tiempo. Luchó contra los errores del nicolaísmo que hizo desaparecer de la Umbria.
Fue el fundador y primer prior del convento dominico de su ciudad natal. Escribió dos obras: “Specchio dell’umanità di Gesù” y “Specchio dei peccatori o ultimo giudizio universale”. El milagro de la prodigiosa aspersión de la sangre de Cristo, desde el crucifijo, le dio la confianza definitiva a su inquietud sobre la seguridad de su salvación eterna. Su cuerpo reposa en la iglesia de San Giorgio de Bevagna.
Tomás Percy. Beato. (1528-1572).
Martirologio Romano: En York, en Inglaterra, beato Tomás Percy, mártir, conde de Northumberland, que durante el reinado de Isabel I fue decapitado por mantenerse fiel a la Iglesia de Roma, consiguiendo así la palma del martirio.
Conde de Northumberland, su padre, sir Thomás Percy, había tomado parte en la llamada peregrinación de la gracia en 1536, por lo que al año siguiente fue ajusticiado. Su familia perdió su patrimonio y sus títulos, hasta que les fueron devueltos en 1549. Cuando la reina María subió al trono se le devolvió el título de conde Northumberland y lo hizo gobernador del castillo de Prudhoe. La reina le reconoció sus méritos en la reconquista del castillo de Scarbrough.
Cuando en 1568 la reina escocesa María Estuardo se refugió en el castillo de Carlise, Tomás se puso a su disposición, esperando que así podría obtener la libertad religiosa, Se unió al conde de Westmoreland y organizó con él la rebelión, no sin consultar al papa san Pío V. La revuelta fue vencida por el conde de Sussex, y Tomás huyó a refugiarse al castillo de Lochleven en Escocia. Tres años más tarde, por dinero, el gobierno escocés lo entregaba a Inglaterra. Conducido a York donde fue juzgado como traidor; durante los tres años que estuvo arrestado antes de su muerte, fue repetidamente invitado para hacerse anglicano en cambio de su libertad, pero se negó. Murió decapitado en York. Su hija María fundó la abadía benedictina inglesa de Bruselas, de la que fue abadesa.
Guillermo Lacey y Ricardo Kirkman. Beatos. M. 1582.
Lugar ejecución en York |
Martirologio Romano: En el mismo lugar, bajo la misma reina, beatos Guillermo Lacey y Ricardo Kirkman, sacerdotes y mártires, que, condenados a muerte por entrar como sacerdotes en Inglaterra, fueron conducidos al patíbulo.
Guillermo nació en Horton (Inglaterra); era un noble de gran fe católica. Se casó dos veces y durante los 14 años de su vida conyugal, su casa fue refugio de católicos; después de la muerte de su segunda mujer se marchó a Reims para estudiar y luego a Roma donde fue ordenado sacerdote. Ejerció su ministerio entre los católicos de la zona de York y fue capturado en la prisión de la ciudad, mientras servía como diácono en la misa cantada celebrada por Tomás Bell; martirizado en York junto a Ricardo Kirkman.
Ricardo nació en Addingham (Yorkshire, Inglaterra), estudió en Douai y en Reims (1577-1579) y fue ordenado sacerdote en el 1579.
Partió para Inglaterra con otros sacerdotes, el área de su apostolado fue Lincoln, Northumberland en 1580 y luego Yorkshire; fue nombrado preceptor de la familia Dymoke de Scrivelsby. Aquí estaba cuando fue arrestado y encarcelado en cárcel de York.
Acusado de haberse ordenado sacerdote en el extranjero y por haberse negado a jurar la supremacía de la reina Isabel en los asuntos religiosos. Negó que fuera un traidor, pues se trataban de asuntos religiosos y no políticos. Cuando se le leyó la sentencia de muerte, dijo que él no era digno del martirio. Lo llevaron a ejecutar a Knavesmire, pequeña población cerca de York. Pidió licencia para hablar a los reunidos, pero se le negó. Fue ahorcado y descuartizado.
Martirologio Romano: En el mar frente a Rochefort, en Francia, beato Elías Leymarie de Laroche, presbítero y mártir, que, durante la Revolución Francesa, encarcelado en un viejo navío anclado, fue maltratado cruelmente y, habiendo enfermado, exhaló su espíritu.
Nació en Annesse (Dordoña). Prior de la iglesia de San Juan de Coutras. Murió de peste dentro de las galeras de Rochefort.
Simeón Lukac. Beato. (1893-1964).
Martirologio Romano: En la localidad de Starunya, en el territorio de Stanislaviv (hoy Ivanofrankivsk), en Ucrania, beato Simeón Lukac, obispo y mártir, que durante un gobierno hostil a la fe ejerció clandestinamente su ministerio en favor de la grey de católicos de rito bizantino, y con una muerte fiel proclamó la gloria y el honor de Cristo el Señor y de Dios.
Nació en Starunya (región de Stanislaviv). Fue ordenado sacerdote en 1919, desde 1920 hasta 1945 enseñó en el seminario de Stanislaviv. En 1945, previéndose el arresto inminente de toda la jerarquía greco-católica ucraniana, fue ordenado secretamente obispo.
En 1949 fue detenido y condenado a 10 años de cárcel en el campo de concentración de Krasnoyarsk, en Siberia, por ser “fiel al Vaticano y obispo ilegal”. Liberado en 1955, fue detenido otra vez por su actividad pastoral clandestina. En 1962 lo condenaron a cinco años de trabajos forzados. En 1964, ya moribundo, fue liberado. Al poco tiempo murió; tenía 71 años.
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