2 de agosto de 2015

Beato CEFERINO JIMÉNEZ MALLA “el Pele”. (1861-1936).


Martirologio Romano: En Barbastro, beato Ceferino Giménez Malla, mártir de raza gitana. Se dedicó a promover la paz y la concordia entre su pueblo y los pueblos vecinos. En la persecución, al ver a un sacerdote arrastrado por las calles por las milicias populares y salir en su defensa, le detuvieron y, finalmente, conducido al cementerio, fue fusilado, con el rosario en sus manos, consumando así su peregrinación por la tierra.

Nació en Benavent de Segriá, Lérida. Era gitano y totalmente analfabeto, pero tenía una gran memoria y pronto aprendió a fabricar cestos. La familia era muy pobre y muchas veces tenía que pedir limosna para poder comer. En su viaje por los Monegros, conoció al famoso bandido "Cucaracha" que le daba de comer.
A los 18 años se casó con Teresa Giménez Castro, por el rito gitano; su padre se fugó con otra mujer, y el tuvo que hacerse cargo de toda la familia. A comienzos de siglo se estableció en Barbastro, en el barrio de San Hipolito, y allí se distinguió por su honradez en los tratos con caballerías y su espíritu religioso. Alquiló una casa, donde vivió realquilado el famoso anarquista Eugenio Sopena Buil. No tuvo hijos en su matrimonio, pero adoptó a una sobrina de su mujer, a la que le dio toda la educación, matriculandola en un colegio de las Hijas de la Caridad. En 1915 empezó a destacarse por su religiosidad y comenzó a ir a misa diaria. En 1912, se casó por la Iglesia en Lérida.
Un hecho providencial cambió su fortuna cuando ayudó al ex alcalde de Barbastro, en el momento que caía al suelo enfermo de tuberculosis, esto le llevó a tener el aprecio de todo el vecindario y que el hermano de Rafael Jordán, el ex alcalde, le propusiera un buen trato con caballerías que vendía el gobierno francés. Pasó de pobre a rico, pero sin olvidar sus orígenes, ayudó siempre a todos los pobres de la comarca, sin que se sintieran minusvalorados. Su mejor amigo fue el abogado, Nicolás Santos de Otto, al que acompañó a Madrid en los acontecimientos nacionales como la consagración de España al Corazón de Jesús por el rey Alfonso XIII; también allí oyó hablar a Joaquín Costa, y al oirle hablar de la politica hidráulica, de canales y pantanos que necesitaba España, especialmente Aragón, se convenció de que aquel político era bueno y pidió a gitanos y payos que lo votasen.
Fue un hombre tremendamente honrado y religioso, admirado por todo Barbastro. Catequizaba, como sabía, a los niños y los exhortaba a respetar a los animales. En 1922 murió su mujer y se quedó muy solo, aunque tenía ya nietos. Perteneció a la Adoración Nocturna, se inscribió en la Tercera Orden Franciscana y en la Archicofradía del Corazón de María. Su situación económica se vino abajo, y aceptó la pobreza con la misma indiferencia con la que había sabido tener dinero. Aún así, dio cuantas limosnas pudo.
Cuando en 1936, el frente popular ocupó Barbastro, detuvo a todos los sacerdotes que encontró, cuando el Pele, vió que detenían a un sacerdote, les increpó, y fue detenido porque tenía un rosario. El anarquista Sopena y su sobrina Pepita, hicieron todo lo posible para salvarlo, si entregaba el rosario, pero él no quiso: “Hija mía, me lo han quitado todo. ¿Qué me queda? Rezar y rezar el rosario”. Murió de un balazo en el entrecejo en el cementerio de Barbastro, gritando “¡Viva Cristo Rey!” y con el rosario en las manos. Fue enterrado en una fosa común. 

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