Martirologio Romano: En Tulcan, ciudad de Ecuador, beata María de la Encarnación (María Vicenta) Rosal, virgen, que fundó las Hermanas de Belén, con el fin principal de reivindicar la dignidad de la mujer y formar cristianamente a las niñas.
Vicenta Rosal nació en Quetzltenango (Guatemala), en el seno de una familia acomodada. Conoció la Orden betlemita fundada en el siglo XVI por san Pedro de Bethencour, e ingresó en ella. Recibió el hábito de manos del último padre Betlemita, Fray José de San Martín, y toma el nombre de María Encarnación del Sagrado Corazón. Insatisfecha con la vida en el Beaterio, pasa al convento de las "Catalinas", para retornar luego a su "Belén", donde fue elegida Priora; trata de reformarlo, pero al no lograrlo decide fundar otro donde se vivan las Constituciones que ella había redactado y que habían sido aprobadas por el Obispo. Lo logra en Quetzaltenango, su tierra natal.
Fue elegida superiora general en 1849, y fue la encargada de de reformarla y extenderla por otros países. En 1855, la reformadora de la Orden Bethlemita inició formalmente su trabajo religioso por la comunidad, fundando en Quetzaltenango dos colegios, pero su obra fue interrumpida al iniciarse la persecución del gobernante Justo Rufino Barrios (1873-85), quien expulsó del país a varias órdenes religiosas.
Con el fin de continuar su labor evangelizadora, la reformadora de la Orden Bethlemita llegó a Costa Rica en 1877. Ahí fundó el primer colegio para mujeres en Cartago, a 23 kilómetros de esta capital, donde se asienta la Basílica de la Reina de los Ángeles, Patrona de Costa Rica.
Debió abandonar el país en 1884, cuando los liberales llegaron al poder, expulsando a las Ordenes religiosas y pusieron la educación manos laicas. Las religiosas habían sido expatriadas por otro gobierno liberal, el de Guatemala, a raíz de los conflictos políticos en ese país que desencadenaron una fuerte persecución contra los religiosos. Luego de abandonar Costa Rica, se instaló en Colombia y en la ciudad de Pasto fundó otro hogar para niñas pobres y desamparadas. La religiosa es considerada como una de las impulsadoras de la formación integral de la mujer en el continente latinoamericano.
La infatigable peregrina, estableció posteriormente la Orden Bethlemita en Ecuador, en Tulcán y Otavalo. La madre María Encarnación falleció tras caerse del caballo que la transportaba de Tulcán al Santuario de Las Lajas, en Otavalo. Su cuerpo fue trasladado a Pasto donde se conserva incorrupto luego de 110 años. Su instituto trabaja actualmente en 13 países. Se la considera la primera perseguida política de Centroamérica. Fue beatificada el 4 de mayo de 1997 por SS Juan Pablo II.
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