Floreciente. El defensor, el enemigo de los burros.
Martirologio Romano: En Stresa, Italia, beato Antonio Rosmini, presbítero.
Nació en Rovereto. A los 16 años descubre la vocación al sacerdocio, a la cual responde de inmediato, a pesar de la oposición inicial de la familia. Su deseo de consagrarse a Dios encierra también el de servir al prójimo con todos los medios a su disposición: cultura y bienes materiales.
En 1821 fue ordenado sacerdote. Como estudiante de Teología en la universidad de Padova era abierto a todas las disciplinas para comprender mejor la problemática del hombre. Invierte su energía de joven en grandes proyectos como por ejemplo la “Enciclopedia cristiana”, en contraposición a la francesa, y la Sociedad de los Amigos para la animación cristiana de la sociedad.
A pesar que estas iniciativas no tuvieron seguimiento, es en este periodo que descubre el principio esencial que guiará de ahora en adelante su conducta. Se ofrece como instrumento a la Providencia para cualquier bien que desee cumplir. Por lo demás Rosmini se sumerge en un compromiso de continua conversión, emprendiendo solo las iniciativas indicadas por la voluntad de Dios por medio de la petición del prójimo. Aquí germina ese servicio de caridad universal, que abraza todo el hombre y se expresa como caridad material, intelectual y espiritual.
Fundó una nueva congregación sacerdotal titulada Instituto de la Caridad. También fundó la congregación de las Hermanas de la Providencia. Se trata del famoso filósofo, que publicó muchas obras y dejo otras escritas publicadas póstumamente y por las que tuvo problemas con el Magisterio eclesiástico, que posteriormente lo ha rehabilitado. Trabaja en un nuevo sistema filosófico. En 1848 trabaja como diplomático del gobierno del Piamonte ante la Santa Sede.
En 1848, por encargo del rey de Piamonte Carlo Alberto de Savoia, Rosmini regresó a Roma en misión diplomática, con el objetivo de inducir al Papa Pío IX a presidir una confederación de Estados italianos. Pero cuando el Gobierno piamontés pretendió que el Papa también entrara en guerra contra Austria, Rosmini renunció a su misión diplomática. Pío IX le ordenó quedarse en Roma. Se hablaba de él como próximo cardenal secretario de Estado y, después de la fundación de la República romana, como primer ministro. Pero él rechazó presidir un gobierno revolucionario que privaba al Papa de la libertad. El 24 de noviembre de 1848, Pío IX huyó a Gaeta. Rosmini lo siguió. Pero pronto cayó en desgracia, por estar en desacuerdo con la línea política del cardenal Giacomo Antonelli, que quería que ejércitos extranjeros apoyaran al Papa.
Durante su viaje de regreso al norte de Italia, en Stresa, le llegó la noticia de que sus obras “Las Cinco Llagas de la Iglesia” y «La constitución civil según la justicia social» fue puestas en el Índice de los libros prohibidos. Más tarde, fueron condenadas con el decreto doctrinal “Post Obitum” cuarenta proposiciones suyas, extraídas de obras sobre todo póstumas y de otras editadas en vida. Atacado por algunos jesuitas, pero confortado por las visitas de sus amigos, entre los cuales estaba el escritor Alessandro Manzoni, Rosmini transcurrió sus últimos años en Stresa, dirigiendo las dos congregaciones fundadas por él y escribiendo su obra «Teosofía». Esta prodigiosa actividad la realiza junto a un largo sufrimiento, vivido con fe heroica. Humillado y perseguido, mantiene intacto su amor a la Iglesia, recibiendo todo como medio necesario para el progreso del Reino de Dios. Rosmini se retiró a una casa de su congregación, donde murió dando ejemplo de piedad y virtud cristiana. Murió en Stresa.
Fue un precursor de varias reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II como la misa cara al público y que ésta se dijera en lengua vernácula. Con el Concilio Vaticano II el pensamiento de Antonio Rosmini es redescubierto y estudiado. Juan Pablo II lo rehabilitó totalmente en el año 2001 que revocó la condena a la que había sido sometido en 1887 y sus escritos gozaron de las simpatías del beato Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I. Fue beatificado el 18 de noviembre de 2007 por SS Benedicto XI.
Nació en Rovereto. A los 16 años descubre la vocación al sacerdocio, a la cual responde de inmediato, a pesar de la oposición inicial de la familia. Su deseo de consagrarse a Dios encierra también el de servir al prójimo con todos los medios a su disposición: cultura y bienes materiales.
En 1821 fue ordenado sacerdote. Como estudiante de Teología en la universidad de Padova era abierto a todas las disciplinas para comprender mejor la problemática del hombre. Invierte su energía de joven en grandes proyectos como por ejemplo la “Enciclopedia cristiana”, en contraposición a la francesa, y la Sociedad de los Amigos para la animación cristiana de la sociedad.
A pesar que estas iniciativas no tuvieron seguimiento, es en este periodo que descubre el principio esencial que guiará de ahora en adelante su conducta. Se ofrece como instrumento a la Providencia para cualquier bien que desee cumplir. Por lo demás Rosmini se sumerge en un compromiso de continua conversión, emprendiendo solo las iniciativas indicadas por la voluntad de Dios por medio de la petición del prójimo. Aquí germina ese servicio de caridad universal, que abraza todo el hombre y se expresa como caridad material, intelectual y espiritual.
Fundó una nueva congregación sacerdotal titulada Instituto de la Caridad. También fundó la congregación de las Hermanas de la Providencia. Se trata del famoso filósofo, que publicó muchas obras y dejo otras escritas publicadas póstumamente y por las que tuvo problemas con el Magisterio eclesiástico, que posteriormente lo ha rehabilitado. Trabaja en un nuevo sistema filosófico. En 1848 trabaja como diplomático del gobierno del Piamonte ante la Santa Sede.
En 1848, por encargo del rey de Piamonte Carlo Alberto de Savoia, Rosmini regresó a Roma en misión diplomática, con el objetivo de inducir al Papa Pío IX a presidir una confederación de Estados italianos. Pero cuando el Gobierno piamontés pretendió que el Papa también entrara en guerra contra Austria, Rosmini renunció a su misión diplomática. Pío IX le ordenó quedarse en Roma. Se hablaba de él como próximo cardenal secretario de Estado y, después de la fundación de la República romana, como primer ministro. Pero él rechazó presidir un gobierno revolucionario que privaba al Papa de la libertad. El 24 de noviembre de 1848, Pío IX huyó a Gaeta. Rosmini lo siguió. Pero pronto cayó en desgracia, por estar en desacuerdo con la línea política del cardenal Giacomo Antonelli, que quería que ejércitos extranjeros apoyaran al Papa.
Durante su viaje de regreso al norte de Italia, en Stresa, le llegó la noticia de que sus obras “Las Cinco Llagas de la Iglesia” y «La constitución civil según la justicia social» fue puestas en el Índice de los libros prohibidos. Más tarde, fueron condenadas con el decreto doctrinal “Post Obitum” cuarenta proposiciones suyas, extraídas de obras sobre todo póstumas y de otras editadas en vida. Atacado por algunos jesuitas, pero confortado por las visitas de sus amigos, entre los cuales estaba el escritor Alessandro Manzoni, Rosmini transcurrió sus últimos años en Stresa, dirigiendo las dos congregaciones fundadas por él y escribiendo su obra «Teosofía». Esta prodigiosa actividad la realiza junto a un largo sufrimiento, vivido con fe heroica. Humillado y perseguido, mantiene intacto su amor a la Iglesia, recibiendo todo como medio necesario para el progreso del Reino de Dios. Rosmini se retiró a una casa de su congregación, donde murió dando ejemplo de piedad y virtud cristiana. Murió en Stresa.
Fue un precursor de varias reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II como la misa cara al público y que ésta se dijera en lengua vernácula. Con el Concilio Vaticano II el pensamiento de Antonio Rosmini es redescubierto y estudiado. Juan Pablo II lo rehabilitó totalmente en el año 2001 que revocó la condena a la que había sido sometido en 1887 y sus escritos gozaron de las simpatías del beato Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I. Fue beatificado el 18 de noviembre de 2007 por SS Benedicto XI.
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