11 de junio de 2015

San BERNABÉ. M. 63.

(Bernabé de Chipre, Barnabás, Barnabé).
Hijo de la Consolación o del profeta. Gemelo

Martirologio Romano: Memoria de san Bernabé, apóstol, varón bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe, que formó parte de los primeros creyentes en Jerusalén y predicó el Evangelio en Antioquía e introdujo entre los hermanos a Saulo de Tarso, recién convertido. Con él realizó un primer viaje por Asia para anunciar la Palabra de Dios, participó luego en el Concilio de Jerusalén y terminó sus días en la isla de Chipre, su patria, sin cesar de difundir el Evangelio.


Su verdadero nombre era José Haleví, es decir, "el levita". En los "Hechos de los Apóstoles" es denominado José, y por sobrenombre Bernabé, esto es, "hijo de la consolación" (es decir, apto para confortar a los hermanos). "Era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe" escribe san Lucas (At 11, 24).
Nativo de Chipre, levita, que en los Hechos (4, 36 ss) es llamado también "apóstol", Bernabé depositó el precio de su campo a los pies de los apóstoles; luego predicó el Evangelio en Antioquía, tercera ciudad del imperio. Junto con san Pablo, que se había refugiado en Tarso desde hacía una decena de años (Gal 1, 18; 12, 1) y fue presentado por él a los apóstoles (At 9, 27), se dedicó durante más de un año a la catequesis de la recién nacida comunidad de Antioquía, cuyos habitantes recibieron el nombre de "cristianos".
En el primer viaje misionero de san Pablo (At 31, 2-4) eligió Chipre como primer terreno de evangelización (y luego de Asia Menor); y en el segundo viaje se separó del apóstol de los gentiles para unirse a su primo san Juan Marcos y volver a Chipre (At 15, 36-38). Participó en el concilio de Jerusalén para resolver la controversia de Antioquía (ritos judíos y fe); y, por fuentes antiguas, sabemos que pasó por Roma y que fue apedreado por los judíos de Salamina, donde se habría encontrado su cuerpo en el siglo V.
La leyenda lo incluye entre los setenta discípulos del Señor; Tertuliano dice que es autor de la "Epístola a los Hebreos", así como de una "Carta de Bernabé", que parece provenir más bien de Alejandría. Sólo es cierto que en la Iglesia primitiva se leía un evangelio que llevaba su nombre, pero que no nos ha llegado. La tradición que le atribuye la fundación de la Iglesia de Milán, de la cual se le considera su primer obispo, fue forjada en el siglo XI para justificar las pretensiones de Milán contra las ciudades rivales de Aquilea y Rávena, que se jactaban de su prioridad. San Juan Crisóstomo, que quizás conoció fuentes autorizadas, dijo de Bernabé: "En todo era excelente: bella disposición, genio apacible, generoso, recto, sincero, lleno de bondad; educación esmerada, de modales atentos y finos, de tanta modestia y compostura, que atraía la simpatía de cuantos le trataban, y arrastraba y cautivaba los corazones". MEMORIA OBLIGATORIA. 

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