(al.: Bardo von Mainz).
Estúpido. Hacha, partesana.
Martirologio Romano: En Maguncia, lugar de Franconia, beato Bardón, obispo, el cual, siendo abad del monasterio de Heresfeld, fue elevado al orden episcopal y trabajó con suma solicitud pastoral para bien de su iglesia.
Nació en Oppershofen, en el seno de una antigua familia de la nobleza, emparentada con la emperatriz Gisela, mujer de Corrado II. Fue educado en el monasterio de Fulda, donde se hizo benedictino, y se distinguió por su humildad, el amor hacia el prójimo y la prontitud ante el sacrificio, virtud que, ya presente en su natural tranquilo, él no dejó de desarrollar con perseverante ejercicio. Su abad lo nombró pronto decano y después preboste de Neumünster. Aquí fue conocido por el emperador Corrado II, que tuvo una grata impresión de él y en el 1029, le nombró abad de la abadía imperial de Werden en el Ruhr; en el 1031, le nombró abad de Hersfeld, que había quedado vacante y, en el mismo año, fue nombrado arzobispo de Maguncia.
Este nombramiento no gustó al clero de la corte, que no estaba dispuesto a tolerar que un monje de aspecto mezquino y que no mostraba tener cualidades particulares, estuviera al mando de la primera sede episcopal del Imperio. Algunos, lo tuvieron como un hombre inepto, con el que se podía mangonear, entre estos estaba Erquembaldo, podesta de la ciudad, que hizo pasar al santo horas amargas. A pesar del desprecio del que era objeto, Bardón llevó a cabo y de forma ejemplar sus deberes de príncipe del Imperio y en el 1040 tomó parte en la guerra contra los bohemios. Pero su ocupación predilecta fue siempre la atención hacia los pobres y los necesitados: en Maguncia conocía todos por su nombre y todos tenían libre acceso a su casa. Los titiriteros ambulantes encontraron en él un protector, no porque aprobase su trabajo, sino porque tenía compasión de su condición de ambulantes. Tal era su generosidad que regaló una moneda de oro al guardia que, una noche lo confundió con un ladrón a causa de la oscuridad de la iglesia, y lo había apaleado duramente. El santo tenía el hábito de orar durante toda la noche, antes de que empezaran las vigilias. No se tienen noticias que se hubieran incrementado las arcas de la diócesis de Maguncia durante su gobierno, pero se sabe que completó la construcción de la catedral y la consagró solemnemente en 1036. Gozó siempre de fama de pastor celoso y de ilustre predicador tanto como para ser equiparado a san Juan Crisóstomo. Una prueba de su elocuencia es el sermón para la fiesta de san Juan Evangelista, iniciado sobre el versículo "In conspecto eius nubes transierunt", en el que Cristo es equiparado al sol y los santos a las nubes y a las estrellas. Su austeridad era tanta, que el papa beato León IX, la consideró demasiado severa y le ordenó mitigarla. Después de asistir al sínodo presidido por el beato León IX en 1049 en Maguncia, Bardón murió en Dornloh en Paderborn. Tiene culto local.
Nació en Oppershofen, en el seno de una antigua familia de la nobleza, emparentada con la emperatriz Gisela, mujer de Corrado II. Fue educado en el monasterio de Fulda, donde se hizo benedictino, y se distinguió por su humildad, el amor hacia el prójimo y la prontitud ante el sacrificio, virtud que, ya presente en su natural tranquilo, él no dejó de desarrollar con perseverante ejercicio. Su abad lo nombró pronto decano y después preboste de Neumünster. Aquí fue conocido por el emperador Corrado II, que tuvo una grata impresión de él y en el 1029, le nombró abad de la abadía imperial de Werden en el Ruhr; en el 1031, le nombró abad de Hersfeld, que había quedado vacante y, en el mismo año, fue nombrado arzobispo de Maguncia.
Este nombramiento no gustó al clero de la corte, que no estaba dispuesto a tolerar que un monje de aspecto mezquino y que no mostraba tener cualidades particulares, estuviera al mando de la primera sede episcopal del Imperio. Algunos, lo tuvieron como un hombre inepto, con el que se podía mangonear, entre estos estaba Erquembaldo, podesta de la ciudad, que hizo pasar al santo horas amargas. A pesar del desprecio del que era objeto, Bardón llevó a cabo y de forma ejemplar sus deberes de príncipe del Imperio y en el 1040 tomó parte en la guerra contra los bohemios. Pero su ocupación predilecta fue siempre la atención hacia los pobres y los necesitados: en Maguncia conocía todos por su nombre y todos tenían libre acceso a su casa. Los titiriteros ambulantes encontraron en él un protector, no porque aprobase su trabajo, sino porque tenía compasión de su condición de ambulantes. Tal era su generosidad que regaló una moneda de oro al guardia que, una noche lo confundió con un ladrón a causa de la oscuridad de la iglesia, y lo había apaleado duramente. El santo tenía el hábito de orar durante toda la noche, antes de que empezaran las vigilias. No se tienen noticias que se hubieran incrementado las arcas de la diócesis de Maguncia durante su gobierno, pero se sabe que completó la construcción de la catedral y la consagró solemnemente en 1036. Gozó siempre de fama de pastor celoso y de ilustre predicador tanto como para ser equiparado a san Juan Crisóstomo. Una prueba de su elocuencia es el sermón para la fiesta de san Juan Evangelista, iniciado sobre el versículo "In conspecto eius nubes transierunt", en el que Cristo es equiparado al sol y los santos a las nubes y a las estrellas. Su austeridad era tanta, que el papa beato León IX, la consideró demasiado severa y le ordenó mitigarla. Después de asistir al sínodo presidido por el beato León IX en 1049 en Maguncia, Bardón murió en Dornloh en Paderborn. Tiene culto local.
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