Mente gloriosa. Misericordioso, dulce, benigno.
Martirologio Romano: En Mong Ping, Myanmar, beato Clemente Vismara, presbítero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, que por su trabajo apostólico y social en favor del pueblo birmano mereció ser llamado "Patriarca de Birmania".
Nacido en Agrate Brianza. Participó como infante de trinchera en la I guerra mundial, al final de la cual llegó a sargento mayor con tres medallas al valor militar. Ingresó en Milán al Seminario Lombardo para las Misiones Extranjeras, que luego pasaría a llamarse Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, PIME, fue ordenado en 1923 y casi inmediatamente partió para Birmania. Fue destinado a Kengtung, territorio forestal, montañoso, casi inexplorado y habitado por tribus, todavía bajo el dominio de un rey local (Saboá) patrocinado por los ingleses. En catorce días a caballo llegó a Kengtung, allí vivió tres meses con el fin de aprender algo de las lenguas locales, luego el superior de la misión lo llevó a Monglin, en el límite entre Laos, China y Tailandia.
Llega a su destino en el mes de octubre de 1924 y permanecerá allí durante 32 años (con la II guerra mundial de por medio y el hecho de haber sido tomado prisionero por los japoneses). Clemente Vismara fundó de la nada tres parroquias: Monglin, Mong Phyak y Kenglap. Escribía en Agrate: "Aquí estoy a 120km. de Kengtung, si quiero ver otro cristiano debo mirarme al espejo". Vivió con tres huérfanos en un galpón de barro y paja. Su apostolado consistía en dar vueltas a caballo por las aldeas tribales, pintar sus tiendas y darse a conocer: llevaba medicinas, sacaba dientes, se adaptaba a vivir con ellos, al clima, a los peligros... Desde el inicio llegaban a Monglin huérfanos y niños abandonados para educarlos. En seguida fundó un orfanato que se convirtió en la casa de 200-250 huérfanos, hombres y mujeres. Hoy es invocado como "protector de los niños".
Su vida era pobrísima. Poco a poco nació una comunidad cristiana, llegaron las religiosas de María Niña a ayudarlo, fundó escuelas y capillas, arrozales y granjas, canales de irrigación, enseñó carpintería y mecánica, construyó casas con muros y llevó nuevos cultivos...
El beato Clemente fundó la Iglesia en un rincón del mundo donde no había turistas sino sólo contrabandistas de opio, brujos y guerrilleros de varias facciones; trajo la paz y estableció en el territorio las tribus nómadas que a través de la escuela y la atención de la salud, se incrementaron y hoy tienen médicos y enfermeras, artesanos y maestros, sacerdotes y religiosas, autoridades civiles y obispos.
En 1956, después que había fundado la ciudadela cristiana de Monglin y había convertido a unas cincuenta aldeas a la fe en Jesucristo, el obispo lo trasladó a Mongping, a 250 kilómetros de Monglin en la exterminada diócesis de Kengtung, donde debió comenzar de cero. Clemente escribió a un hermano de comunidad: "obedezco al obispo, porque entiendo que si hago lo que pienso entonces me equivoco". Con sesenta años dio inicio a una nueva misión y fundó la ciudadela cristiana y la parroquia de Mongping, una segunda parroquia en Tongta y dejó en herencia otras cincuenta aldeas católicas. Murió en Mongping y fue sepultado cerca a la iglesia y en la gruta de Lourdes construida por él. Es el primer beato de Birmania. Fue beatificado el 26 de junio de 2011 por el papa Benedicto XVI.
Nacido en Agrate Brianza. Participó como infante de trinchera en la I guerra mundial, al final de la cual llegó a sargento mayor con tres medallas al valor militar. Ingresó en Milán al Seminario Lombardo para las Misiones Extranjeras, que luego pasaría a llamarse Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, PIME, fue ordenado en 1923 y casi inmediatamente partió para Birmania. Fue destinado a Kengtung, territorio forestal, montañoso, casi inexplorado y habitado por tribus, todavía bajo el dominio de un rey local (Saboá) patrocinado por los ingleses. En catorce días a caballo llegó a Kengtung, allí vivió tres meses con el fin de aprender algo de las lenguas locales, luego el superior de la misión lo llevó a Monglin, en el límite entre Laos, China y Tailandia.
Llega a su destino en el mes de octubre de 1924 y permanecerá allí durante 32 años (con la II guerra mundial de por medio y el hecho de haber sido tomado prisionero por los japoneses). Clemente Vismara fundó de la nada tres parroquias: Monglin, Mong Phyak y Kenglap. Escribía en Agrate: "Aquí estoy a 120km. de Kengtung, si quiero ver otro cristiano debo mirarme al espejo". Vivió con tres huérfanos en un galpón de barro y paja. Su apostolado consistía en dar vueltas a caballo por las aldeas tribales, pintar sus tiendas y darse a conocer: llevaba medicinas, sacaba dientes, se adaptaba a vivir con ellos, al clima, a los peligros... Desde el inicio llegaban a Monglin huérfanos y niños abandonados para educarlos. En seguida fundó un orfanato que se convirtió en la casa de 200-250 huérfanos, hombres y mujeres. Hoy es invocado como "protector de los niños".
Su vida era pobrísima. Poco a poco nació una comunidad cristiana, llegaron las religiosas de María Niña a ayudarlo, fundó escuelas y capillas, arrozales y granjas, canales de irrigación, enseñó carpintería y mecánica, construyó casas con muros y llevó nuevos cultivos...
El beato Clemente fundó la Iglesia en un rincón del mundo donde no había turistas sino sólo contrabandistas de opio, brujos y guerrilleros de varias facciones; trajo la paz y estableció en el territorio las tribus nómadas que a través de la escuela y la atención de la salud, se incrementaron y hoy tienen médicos y enfermeras, artesanos y maestros, sacerdotes y religiosas, autoridades civiles y obispos.
En 1956, después que había fundado la ciudadela cristiana de Monglin y había convertido a unas cincuenta aldeas a la fe en Jesucristo, el obispo lo trasladó a Mongping, a 250 kilómetros de Monglin en la exterminada diócesis de Kengtung, donde debió comenzar de cero. Clemente escribió a un hermano de comunidad: "obedezco al obispo, porque entiendo que si hago lo que pienso entonces me equivoco". Con sesenta años dio inicio a una nueva misión y fundó la ciudadela cristiana y la parroquia de Mongping, una segunda parroquia en Tongta y dejó en herencia otras cincuenta aldeas católicas. Murió en Mongping y fue sepultado cerca a la iglesia y en la gruta de Lourdes construida por él. Es el primer beato de Birmania. Fue beatificado el 26 de junio de 2011 por el papa Benedicto XVI.
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