(hun.: Apor Vilmos).
Que quiere proteger. Yelmo voluntarioso.
Martirologio Romano: En Györ, en Hungría, beato Guillermo Apor, obispo y mártir, que en plena guerra abrió su casa a unos trescientos prófugos y, por defender a unas muchachas de manos de los soldados, la tarde del Viernes Santo de la Pasión del Señor fue herido, falleciendo tres días más tarde.
Nació en Segesvár, Hungría, en el seno de una familia acomodada. Perdió a su padre siendo niño y su educación cayó enteramente en su madre. Estudió en los jesuitas y allí decidió su vocación sacerdotal e ingresó en el seminario diocesano, de donde fue enviado a la universidad de Innsbruck para que se doctorase en Teología.
Incardinado en la diócesis de Nagyvárad, fue ordenado sacerdote en 1915. Durante la I Guerra Mundial fue capellán militar. Después fue prefecto del seminario y párroco de Guyla, cargo en el que manifestó un alto espíritu pastoral, socorriendo a los más pobres, promocionando la juventud católica, fomentando la fraternidad sacerdotal y la vida religiosa, y el ecumenismo.
Fue nombrado obispo de Györ en 1941, y supo hacer frente a las dificultades de la II Guerra Mundial, empeñándose en la protección de los más débiles, lo que le hizo especialmente necesario cuando llegaron las leyes racistas, y no dudó en poner en peligro su vida.
Con los bombardeos, acudió personalmente a asistir a las víctimas, y puso su palacio a disposición de los refugiados. Alzó su voz contra las víctimas de las leyes raciales introducidas por el régimen húngaro aliado con los nazis alemanes. En pleno conflicto hizo públicas sus denuncias contra la persecución de judíos y gitanos.
Sabiendo que las mujeres corrían peligro, las defendió heroicamente. Por ello, cuando irrumpieron un Viernes Santos, en su palacio episcopal soldados rusos borrachos buscando mujeres. Al oponerse al grupo de militares rusos, uno de éstos le hirió mortalmente con tres disparos. Fue llevado al hospital, perdonando al agresor y ofreció su vida por sus fieles. El régimen prosoviético prohibió durante décadas el culto de su tumba, que hoy está en la catedral de Györ. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 9 de noviembre de 1997.
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