(it.: Maria Assunta Pallotta).
Nació en Force (Marcas, Italia), de una familia campesina, pobre, religiosa. Fue siempre laboriosa, sencilla, amable, muy devota. Vivió los primeros años en Castel di Croce hasta que su familia se trasladó definitivamente a Force. No pudo seguir estudios regulares pues muy pronto tuvo que dedicarse al trabajo.
La determinación de abandonar el mundo surgió en ella de una manera súbita e imperiosa, por lo cual, ayudada de personas buenas, dada la pobreza de su familia, se dirigió a la casa de probación de las religiosas Franciscanas Misioneras de María el 4 de mayo de 1898. Vivió en Roma, Grottaferrata y Florencia, distinguiéndose por la sencillez, la humildad, la prontitud para realizar los servicios más modestos y los trabajos más pesados. Dos años después eran martirizadas en China siete Misioneras.
La determinación de abandonar el mundo surgió en ella de una manera súbita e imperiosa, por lo cual, ayudada de personas buenas, dada la pobreza de su familia, se dirigió a la casa de probación de las religiosas Franciscanas Misioneras de María el 4 de mayo de 1898. Vivió en Roma, Grottaferrata y Florencia, distinguiéndose por la sencillez, la humildad, la prontitud para realizar los servicios más modestos y los trabajos más pesados. Dos años después eran martirizadas en China siete Misioneras.
Hacia 1903 María Assunta pidió a la fundadora ser enviada a China, para dar la vida por Cristo y por la fe, petición que le fue aceptada. Tras recibir la bendición de san Pío X, emprendió el viaje con otras hermanas y llegó a Shansi (China) en junio de 1904. Fue destinada como cocinera al orfanato de un pueblo pequeño, Donger-kou. De nuevo aquí fue la monja sencilla, dócil, generosa, sacrificada, entregada a trabajos humildes en los que prodigaba el amor que bebía en su vida con Dios.
El invierno fue rigurosísimo; en los primeros meses del año siguiente, 1905, en todo Shansi cundió una terrible epidemia de tifus, y, además de varias huérfanas, murieron cuatro religiosas, la tercera de las cuales fue sor María Assunta. Había caído enferma el 19 de marzo, aniversario de su partida de Italia. La tarde del 7 de abril recibió los últimos sacramentos y veinte minutos antes de morir, un perfume misterioso inundó las habitaciones donde ella había vivido.
En 1913, al exhumarla, su cuerpo fue hallado en perfecto estado de conservación. Los chinos la llamaron "la santa de los perfumes". Es la primera Franciscana Misionera de María que llegó a la santidad sin pasar por el martirio. Ella hubiera querido convertir a todos los habitantes de China, pero su apostolado fue fugaz: se extinguió antes de cumplir los 27 años de edad. Fue beatificada por Pío XII el 7 de noviembre de 1954.
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