(Dina. it.: Chiara Bosatta).
Ilustre, clara, limpia.
Finalmente después de algunas dudas, se decidió. Lo único que tenía claro es que quería consagrar su vida al Señor y vivir el Evangelio. Hizo la profesión religiosa y se entregó totalmente a Dios. Tras la muerte de Don Carlos Coppini parece como si todo se acabase. Pero llegó a Pianello el beato Don Luis Guanella que soñaba desde hacía mucho con fundar una Congregación y se encontró con unas jóvenes deseosas de servir a Dios y de ayudar a los pobres. Marcelina, se fue a visitar al nuevo cura del que había oído de todo y se quedó maravillada de su sencillez y su pobreza. “Este debe ser un santo, dijo a las demás compañeras, desde ahora será nuestra guía”.
En 1886, ingresó en Como en la Pequeña Casa de la Divina Providencia, en la naciente Congregación de las Hijas de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Se entregó de lleno a todos, especialmente a los más necesitados. Era de carácter tímido, pero al mismo tiempo fuerte y ferviente en las cosas del alma. Compartió con su fundador las esperanzas y sufrimientos de la naciente congregación.
En el otoño de 1886 enfermó de una tisis pulmonar. Esperando que el aire de su tierra la pudiese mejorar, fue llevada a Pianello, donde murió el 20 de abril de 1887. El propio beato Luis Guanella promovió la apertura de la causa de beatificación de sor Clara. El proceso informativo fue abierto en Como en 1912; fue beatificada el 21 de abril de 1991 por el papa Juan Pablo II. Su cuerpo es venerado en el santuario de Sagrado Corazón, en Como, junto al del beato Luis Guanella.
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