28 de marzo de 2015

OTROS SANTOS DEL DÍA:


calzada romana de Tarso
San Castor de Tarso. s. II - III. 
Célibe. Virgen. Animal amizclado, oloroso
Martirologio Romano: En Tarso, ciudad de Cilicia, san Castor, mártir.
Junto a Doroteo. Mártires, en Tarso de Cilicia durante las primeras persecuciones. Hay diferencias en el modo como aparece inscrito según las diferentes versiones de manuscritos: a veces acompañado de un san Doroteo, a veces en un grupo mucho mayor. Incluso por un error de copia, en el antiguo Martirologio Romano aparecía inscripto dos veces: el 28 de marzo y el 27 de abril.
Sin embargo, a pesar de todo esto, su existencia y culto antiguo son innegables, aunque el nuevo Martirologio Romano ha preferido atenerse al único dato constante, y quitar la mención de los diferentes compañeros de martirio, así como mantener la fecha más extendida, la de hoy, 28 de marzo. 

Santos Prisco, Malco y  Alejandro. M. 260.
Martirio por las fieras
Martirologio Romano: Conmemoración de los santos mártires Prisco, Malco y Alejandro, los cuales, durante la persecución bajo el emperador Valeriano, vivían en una granja cerca de Cesarea de Palestina, y sabiendo que en esa ciudad se ofrecían celestiales coronas de martirio, inflamados del ardor divino de la fe se presentaron espontáneamente ante el juez y le reprocharon que se ensañase tanto con la sangre de los santos, y éste, inmediatamente, los entregó a las fieras para que los devorasen
Según nos relata Eusebio: "De estos se cuenta que, viviendo en el campo, empezaron a dirigirse unos a otros el reproche de negligentes y tibios, pues cuando por la buena coyuntura de la persecución se estaban repartiendo premios a los que ardían de celeste deseo, ellos los menospreciaban, pues no se precipitaban a arrebatar la corona del martirio. Habiendo deliberado entre ellos, se dirigieron a Cesarea y se presentaron espontáneamente al juez, con lo que alcanzaron el término de su vida que queda dicho." Murieron en la persecución de Valeriano, devorados por las fieras. 

San Cirilo de Baalbek. M. c. 362. 
Señorito. Referente al señor.
Martirologio Romano: En Heliópolis, de Fenicia, san Cirilo, diácono y mártir, que bajo el emperador Juliano Apóstata sufrió un cruel martirio.
Diácono que por destruir los ídolos, fue mártir en Heliópolis de Fenicia (Líbano), durante la persecución de Juliano el Apóstata. Le abrieron el vientre y le comieron el hígado. Según la leyenda sus asesinos sufrieron la cólera divina con grandes sufrimientos físicos.  

San Hilarión de Pelecete. M. 845. 
(Hilarión de Bitinia).
Alegre.
Martirologio Romano: Cerca del monte Olimpo, en Bitinia, san Hilarión, abad del monasterio de Pelecete, que luchó valerosamente en defensa del culto de las santas imágenes.
Presbítero y hegúmeno del monasterio de Dalmacia, que murió como hegúmeno en el monasterio de Pelecete, en el monte Olimpo, en Bitinia, después de una vida en defensa del culto a las sagradas imágenes, contra los iconoclastas. 
De nuestro santo todos los testimonios que tenemos acerca de él, es sobre todo, un largo poema escrito por san José "el Himnógrafo". El contenido del poema, así como de las antífonas y noticias de los sinaxarios, es panegírico más que biográfico; insisten en la pureza de la vida de Hilario, que desde joven ingresó a la vida monástica y fue creciendo en la lucha cuerpo a cuerpo contra las tentaciones; cargó sobre sus hombros la cruz de Cristo, y de tal modo se hizo acepto a Dios, que este lo dotó con el don de curaciones, y de expulsar al demonio. Dio la vista a un ciego, el andar a un cojo, fortaleza a un hombre débil, y realizó muchos milagros semejantes, de tal modo que era estimado por el pueblo.

No sabemos más detalles concretos de su cornología, y ni siquiera la ubicación exacta del monasterio de Pelecete, al que perteneció.

Beato Conón de Naso. (c.1139 - 1236). 
(Cono Novacita). 
Polvo, ceniza. Alto.
Martirologio Romano: En Naso, cerca de Mesina, en la isla de  Sicilia, beato Conón, monje, el cual, de regreso de una peregrinación a los Santos Lugares, al encontrar difuntos a sus padres, distribuyó su hacienda familiar entre los indigentes y abrazó la vida eremítica, según la disciplina de los monjes orientales.
Nació en Nesus (Messina) en la familia patricia de Anselmo Novacita. Desde muy joven entró en un monasterio basiliano, renunciando a sus bienes y a su herencia como primogénito. Fue abad de su convento, y después renunció haciéndose eremita en Rocca  d'Alamo.
 En la oración y en la penitencia no olvidó sus deberes en la caridad. Ayudó y consoló, protestó y combatió. Condenó a los malos religiosos y sobre todo la prepotencia de los tiranos. Su figura ascética fue calumniada, pero el soportó los insultos sin defenderse, ni lamentarse. Peregrinó a Tierra Santa. En los últimos años de su vida se retiró al eremitorio de San Miguel en Nesu o Naso, donde murió. Urbano VIII confirmó su culto en 1630.

Beato Antonio Patrizi. M. 1311. 
(it.: Antonio da Monticiano).

Floreciente. El defensor, el enemigo de los burros.

Martirologio Romano: En Monticiano, cerca de Siena, en la Toscana, beato Antonio Patrizi, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que se distinguió por su eximio amor  a los hermanos y al prójimo.
Nació en Siena, en el seno de una familia de la nobleza. Se hizo ermitaño de San Agustín en el convento de Lecceto, y después pasó al de Monticiano, del que fue superior. Destacó por la caridad y la amistad cristiana en la Toscana italiana. Solamente una vez se concedió una pausa y fue cuando visitó a su amigo y cohermano Pedro, en el eremo cercano de Camerata. Hubo en Monteciano una fraternidad reunida en su nombre. Su culto fue confirmado por el papa Pío VII en 1804.

Mártires de Angers
Beata Renata María Feillatreau. (1751-1794). 
(fr.: Renée Feillatreau).
Vuelta a nacer.
Martirologio Romano: En Anjou, en Francia, beata Renata María Feillatreau, mártir, que, estando casada, durante la Revolución Francesa fue decapitada por su fidelidad hacia la Iglesia católica.
Nació en Angers, Francia. Viuda de Dumont. Artesana. Ante el tribunal que le preguntó, como a las otras mujeres del grupo, si realmente deseaba morir en defensa de la religión, respondió claramente que sí, y aun antes había ya expresado que deseaba morir por el nombre de Jesús antes que renunciar a su religión. Guillotinada en Angers. Beatificada en el grupo de los 99 mártires de Angers, en 1984 por san Juan Pablo II.

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