Nació en Salvador, capital del estado nororiental de Bahía y bautizada como María Rita Lopes Pontes, la religiosa, de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, puede convertirse en la primera santa nacida en el Brasil, el país con el mayor número de católicos del mundo.
Una de sus inspiraciones para el discernimiento de su vocación fue la vida de santa Teresita del Niño Jesús: "Creo que soy como el pequeño amor de mi pequeño corazón, que por más amor que tenga es poco para un Dios tan grande", escribía la hermana Dulce cuando ingresó al convento. "A ejemplo de santa Teresita, creo que deben ser agradables al Niño Jesús todos los actos pequeños de amor por menores que sean", dijo aquella vez.
Sus pequeños actos de amor, se tradujeron en grandes obras sociales: La hermana Dulce fundó la unión de trabajadores de San Francisco, un movimiento cristiano de obreros en Bahía. Luego comenzó a refugiar personas enfermas en casas abandonadas en una isla de Salvador de Bahía. Después fueron desalojados y ella trasladó este lugar de refugio a un antiguo mercado de pescado, pero el Ayuntamiento la obligó a dejar este lugar.
El único sitio donde podía recibir a más de 70 personas que necesitaban asistencia médica fue el gallinero del convento donde vivía. Este se convirtió rápidamente en un hospital improvisado. Así comenzó la historia de otra de sus fundaciones: el hospital San Antonio, el cual fue inaugurado oficialmente en mayo de 1959 con 150 camas. Actualmente recibe 3.000 pacientes cada día.
Por su obra, en 1988 fue candidata al Premio Nobel de la Paz y, en octubre de 1991, cinco meses antes de su muerte, recibió en su lecho de enferma la visita del hoy beato Juan Pablo II, durante la segunda visita del pontífice a Brasil.
En sus últimos 30 años de vida, la salud de la hermana Dulce estaba muy debilitada. Sólo tenía el 30% de la capacidad respiratoria. En 1990 ésta comenzó a empeorar, y por 16 meses permaneció hospitalizada. Luego fue trasladada al convento de San Antonio donde murió el 13 de marzo de 1992. Miles hombres y mujeres en condiciones de extrema pobreza, se congregaron para darle el último adiós ante sus restos mortales.
Las Obras Sociales "Hermana Dulce", que continúan con el legado de la inminente beata, incluyen el Complejo Roma, una red de hospitales y centros de salud para los más pobres que atiende en Bahía a cinco millones de personas al año y el Centro Educativo San Antonio. Adicionalmente, la organización gestiona varios centros de salud del Municipio de Salvador.
Hoy sus fundaciones se conocen con el nombre de Obras Sociales de la Hermana Dulce, y las siglas OSID (Obras Sociais Irmã Dulce, en portugués). Funciona como una entidad privada de caridad bajo las leyes brasileñas, acreditadas por el Estado federal y registradas por el Consejo Nacional de Bienestar y el Ministerio de Educación. Dentro de estas obras también se encuentra el Centro de Educación de San Antonio, ubicado en la región de Simões Filho, también en el estado de Bahía. Fue beatificada por Benedicto XVI el 22 de mayo de 2011.
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