(pol.: Aniela Salawa).
Mensajera.
Martirologio Romano: En Cracovia, en Polonia, beata Angela Salawa, virgen de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que, eligiendo entregar su vida en el servicio doméstico, vivió humildemente entre las criadas, y en suma pobreza descansó en el Señor.
Nació en el seno de una familia campesina de un pueblo llamado Siepraw, próximo a Cracovia, una familia pobre y piadosa. A los 16 años empezó a servir en el servicio doméstico en una casa de Cracovia. Dos años después, conmovida por la serena muerte de su hermana Teresa e impulsada por una voz interior, tomó la firme decisión de buscar la santidad en la vida humilde y pobre. Dedicó su vida a ayudar a sus semejantes, a la amistad con otras criadas a las que ayudaba con todo lo que tenía, y en 1901 ingresó en la Unión de las sirvientas católicas (Asociación de Santa Zita), y en esta asociación desarrolló un gran apostolado entre sus compañeras, convirtiéndose en un ejemplo y guía de conducta cristiana. En 1912 se hizo Terciaria franciscana. "Amo mi trabajo porque en él encuentro la ocasión de sufrir mucho, de trabajar mucho y de orar mucho; y fuera de esto no deseo nada más en el mundo". Alimentó su vida interior leyendo libros de mística y de santos, tuvo una especial veneración por santa Gemma Galgani, que tomó como modelo de vida.
Durante la I Guerra Mundial cuidó soldados heridos y prisioneros de guerra. El año 1917, enfermó y se vio obligada a abandonar el trabajo a causa de una esclerosis. En una estrechísima habitación alquilada pasó los últimos cinco años de su vida, en medio de sufrimientos continuos, que ofrecía a Dios por la expiación de los pecados del mundo, la conversión de los pecadores, la salvación de las almas y la expansión misionera de la Iglesia. Fue beatificada el 13 de agosto de 1991 por Juan Pablo II, en Cracovia.
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