Martirologio Romano: En la ciudad de Algemesí, en la región de Valencia, beata Josefa Naval Girbés, virgen, que se consagró a Dios en la vida civil, entregada a catequizar a los niños.
Nació en Algamesí (Valencia), en el seno de una modesta familia. A los 13 años quedó huérfana de madre y asumió el papel de una ejemplar ama de casa, cuidando a su padre y a sus hermanos; para asumir esta labor se puso bajo la protección de la Virgen del Rosario. La familia cambió de domicilio y ella frecuentó la parroquia de San Jaime, donde tuvo como director espiritual al párroco, don Gaspar Silvestre, que orientó su vida en la oración y la participación de los sacramentos.
A los 18 años hizo voto de virginidad, pero sin ser religiosa, para ser como María que cuidaba de la familia de Nazaret. Oyó una voz que le dijo: “Tienes que llevar a Dios a los demás”. Era miembro de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Por consejo de su párroco, abrió, en 1850, un taller de bordados con el fin de formar humana y espiritualmente a las jóvenes de Algamesí, ampliando esta labor con la enseñanza del catecismo a las niñas y charlas de formación a las mujeres, casadas y solteras; compaginó su apostolado con sus deberes familiares y la parroquia. Cuando se definió en 1854 el dogma de la Inmaculada, creó en su pueblo la “Corte de María”, para fomentar y mantener el culto a la Inmaculada. Fundó la asociación de Santa Rosalía de Palermo, en su parroquia, ya que tenía gran devoción por esta santa, y muchas de sus jóvenes alumnas sintonizaron con el ideal de esta santa.
Se santificó como seglar que buscaba en todo agradar a Dios, con el que vivía una íntima unión a través de la oración. Se destacó por su amor a los pobres y enfermos. En la epidemia de cólera de 1885, se dedicó, con un grupo de alumnas, a atender a los apestados. Llenó los conventos de clausura con jóvenes que ella había formado; dos de sus alumnas fueron beatificadas por el papa Juan Pablo II, por dar su vida por Cristo durante la guerra civil. Se la define como "apóstol de la actividad parroquial". Decía: “La parroquia es antes que vuestras casas. Tenéis que amar a la parroquia como a vuestra madre, la tenéis que ayudar en todo”. Se dice que perteneció a la Tercera Orden de Santo Domingo. Murió en Algemesí. El 25 de septiembre de 1988 fue beatificada en Roma por el Papa Juan Pablo II.
A los 18 años hizo voto de virginidad, pero sin ser religiosa, para ser como María que cuidaba de la familia de Nazaret. Oyó una voz que le dijo: “Tienes que llevar a Dios a los demás”. Era miembro de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Por consejo de su párroco, abrió, en 1850, un taller de bordados con el fin de formar humana y espiritualmente a las jóvenes de Algamesí, ampliando esta labor con la enseñanza del catecismo a las niñas y charlas de formación a las mujeres, casadas y solteras; compaginó su apostolado con sus deberes familiares y la parroquia. Cuando se definió en 1854 el dogma de la Inmaculada, creó en su pueblo la “Corte de María”, para fomentar y mantener el culto a la Inmaculada. Fundó la asociación de Santa Rosalía de Palermo, en su parroquia, ya que tenía gran devoción por esta santa, y muchas de sus jóvenes alumnas sintonizaron con el ideal de esta santa.
Se santificó como seglar que buscaba en todo agradar a Dios, con el que vivía una íntima unión a través de la oración. Se destacó por su amor a los pobres y enfermos. En la epidemia de cólera de 1885, se dedicó, con un grupo de alumnas, a atender a los apestados. Llenó los conventos de clausura con jóvenes que ella había formado; dos de sus alumnas fueron beatificadas por el papa Juan Pablo II, por dar su vida por Cristo durante la guerra civil. Se la define como "apóstol de la actividad parroquial". Decía: “La parroquia es antes que vuestras casas. Tenéis que amar a la parroquia como a vuestra madre, la tenéis que ayudar en todo”. Se dice que perteneció a la Tercera Orden de Santo Domingo. Murió en Algemesí. El 25 de septiembre de 1988 fue beatificada en Roma por el Papa Juan Pablo II.
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