(Inés de Roma. it.: Agnese).
Pura, casta. Corderito.
Aunque su vida se recubre de leyenda, fue una de las santas mas veneradas de la cristiandad. El edicto de persecución de Maximino y Diocleciano contra los cristianos decía: "Doy mi permiso para que, donde quiera haya cristianos, sean arrestados por el prefecto de la ciudad, y obligados a sacrificar a los dioses".
Se dice que era una niña de 12 o 13 años, de origen patricio. "Su devoción, dice san Ambrosio, era superior a su edad. Su energía superior a su naturaleza”.
“¡Cuantos terrores, insiste san Ambrosio, ensayó el verdugo para asustarla! ¡Cuanto halagos y promesas para rendirla!”. Pero ella respondió: "Injuria sería para mi Esposo el pretender agradar a otro. Me entregaré sólo aquél que primero me eligió".
Rechazó al hijo del prefecto de la ciudad, Procopio, y por ello, después de prometerle riquezas, ella se negó a renunciar a su fe, por ello se le obligó a sacrificar a la diosa Vesta o Minerva, lo que no consiguieron a pesar de las torturas del fuego y de las promesas de grandes riquezas y bienes materiales.
Como en el derecho romano, no se podía condenar a muerte a una virgen, el juez Sempronio ordenó que la llevasen a un prostíbulo, con la intención de que la violasen, pero su cuerpo se cubrió con su cabello, y todos los que intentaron tocarla murieron en el acto. "Haz lo que quieras, responde Inés, impávida y confiada. Cristo no olvida a los suyos. Teñirás, si quieres, la espada con mi sangre. Pero no mancillarás mis miembros con la lujuria". Por fin fue degollada. San Ambrosio dirá: "Va coronada no de flores, sino de gracia y castidad". Fue enterrada en la vía Nomentana. MEMORIA OBLIGATORIA.
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