Martirologio Romano: En Zaragoza, en España, Santa Genoveva Torres Morales, virgen, que desde joven experimentó las contrariedades de la vida y soportó la enfermedad que le aquejaba. Fundó el Instituto de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Ángeles, para ayudar a las mujeres.
Nació en Almenara (Castellón), en el seno de una familia de labradores. Era la menor de seis hermanos. Ya desde la infancia tuvo que sufrir mucho. Su padre murió cuando tenía un año, y su madre a los ocho años. Se quedó sola con José, el hermano mayor, pues los demás había fallecido; no tenía estudios, pero sí una gran fuerza interior espiritual, que aprendió en las catequesis. Junto al dolor moral, padeció el físico. Cuando tenía 13 años, se le declaró un tumor en la pierna izquierda que le dejó medio paralizada. Comenzó a supurar y se le abrió una llaga. Al iniciar la gangrena, los médicos decidieron amputar. Vino un cirujano de Valencia y encima de la mesa donde hacían el pan, casi sin cloroformo, le cortaron la pierna.
La nueva esposa de su hermano no quería tener en casa a una inválida, y Genoveva se trasladó a la Casa de la Misericordia de Valencia, atendida por las Carmelitas de la Caridad de Santa Joaquina Vedruna. En esta casa vivió nueve años, desarrollando una profunda vida de piedad, y probablemente vivió experiencias místicas. Se hizo muy amiga de una anciana que tenía fama de santidad. La anciana le curaba las llagas que todavía padecía, y Genoveva la llevaba de un lado a otro. Solicitó entrar en las Carmelitas de la Caridad, pero no fue admitida a causa de su defecto físico, y lo aceptó no sin dolor. Con razón, la beata podía escribir, muchos años más tarde: "He vivido siempre sin cariño de nadie, ni de mis familiares".
En 1894, Genoveva y otras dos señoras -Isabel Fuster, una viuda con una hija pequeña, y Amparo Rives, soltera- se reunieron con el propósito de hacer una fundación. Vivirán juntas y se mantuvieron cosiendo y bordando. A este pequeño núcleo inicial se unieron otras señoras. En 1911, el canónigo de la catedral, don José Barbarrós, le planteó el problema de muchas señoras que sólo tienen una pequeña pensión que no les da para vivir independientemente, y le propuso que hiciera una fundación para estas personas. Era lo que Genoveva venía pensando: una congregación que se dedicara exclusivamente a remediar el desamparo y la necesidad en la vivían tantas señoras. Será el origen de la Congregación de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles, "las Angélicas". Abrieron la primera casa en Valencia en 1911. En 1912 se trasladaron a Zaragoza, (donde actualmente está la casa generalicia) y las fundaciones fueron creciendo a la vez que llegaban vocaciones. Falleció en Zaragoza. Fue canonizada por san Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003, en España.
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