La batalladora. Guerrero fuerte.
De origen anglosajón, fue llevada a Francia por los piratas y vendida a bajo precio como esclava a Erchinaldo, maestro de Palacio de Clodoveo II de Neustria. En la casa de su patrón realizó los trabajos más humildes. No se sabe cómo se casó con Clodoveo II, en el 648 al que le dio tres hijos: Clotario III, Childerico II y Thierry III. Parece que fue una reina de gran personalidad “sometida a Clodoveo en cuanto señor suyo, parecía ser madre de los grandes de palacio, hija para los obispos, nodriza atenta de los adolescentes y de los jóvenes de la corte, a quienes animaba en los estudios religiosos”. No cesó de abogar ante el rey por los más pobres, extranjeros e iglesias, y ella misma les suvencionó con sus bienes.
Al enviudar gobernó con acierto como regente (657-664), durante la minoría de edad de su hijo Clotario III; trató de mejorar la suerte de los esclavos y desvalidos aplicando el Cánon 16 del concilio de Chalons; aconsejada por algunos obispos (san Audoeno de Rouen, san Eloy de Noyón y Codoberto de París) impidió la simonía en la Iglesia. Nombró como Maestro de Palacio al célebre Ebroín, y en el 661, tras el fallido golpe de estado de Grimoaldo, impuso a Austrasia como rey a su hijo Childerico, “de suerte que los tres reinos, hasta aquel momento desgarrados por las discordías, vivieron posteriormente en concordia”.
Fue acusada falsamente del asesinato del obispo Aunemondo, acusado de traición, pero se demostró la falsedad de las acusaciones. Favoreció el monacato y dotó a las más importantes abadías y monasterios de grandes exenciones, cosa que molestó a los obispos. Después de haber fundado la abadía de Corbie en la diócesis de Amiens. En el 664 se retiró al monasterio de Chelles, cerca de París, del que era cofundadora, donde murió viviendo como una religiosa más. Según la leyenda, por humildad asumió los oficios más pobres: sirvió en la cocina, limpió el convento. Patrona de Corbie y de Chelles.
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