(fr.: Pierre-François Jamet).
Piedra firme. Roca.
Nació en Fresnes (Francia). Estudió en la universidad de Caen: Filosofía y Teología, para luego ingresar en el seminario de esta ciudad en 1784, el cual estaba dirigido por los eudistas. Consiguió el bachiller en Teología y el magisterio en artes; fue ordenado sacerdote en 1787.
En 1790 fue destinado como director espiritual y capellán de las Hermanas del Buen Salvador, al que le consideran como cofundador, junto con la Madre Ana Leroy. Rechazó prestar juramento a la Constitución Civil del Clero durante la revolución francesa, y por ello tuvo que pasar a la clandestinidad. Descubierto, fue encarcelado y sentenciado a muerte, pero la sentencia no se cumplió porque logró salir de la cárcel.
Pasada la persecución, durante el Imperio, volverá a su labor de director espiritual del Instituto de Hermanas del Buen Salvador, que había quedado dispersada y maltrecha; fue nombrado su superior canónigo, dedicándose con las religiosas a multitud de obras benéficas a favor de los pobres y necesitados, particularmente a los sordomudos, fueron tantas sus obras de caridad que se le ha comparado con san José Benito de Cottolengo.
De 1822 a 1830 fue rector de la Universidad de Caén. Se opuso firmemente contra el jansenismo y las actitudes galicanas del clero francés. Fomentó la comunión frecuente y la devoción a María. Escribió diversas obras de espiritualidad, siendo muy estimadas su "Meditaciones sobre la Santísima Trinidad". Murió en Caen. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 10 de mayo de 1987.
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