(Enrique de Berg, Enrique Seuze. al.: Heinrich Seuse).
Señor del soto o Bien nacido. Caudillo de la fortaleza.
Se llamaba Enrique von Berg Saussen y nació en Bihlmeyer (Constanza) en el seno de una familia de caballeros. A los 13 años ingresó en los dominicos del convento San Nicolás de la Isla de Constanza, cuando la edad mínima prescrita por los estatutos de la Orden era los 15 años. La derogación fue facilitada por una suma de dinero ofrecido al convento por su familia, y ello fue motivo de preocupación y dolor, como si fuera una mancha en su vida religiosa, hasta que el maestro Eckhart lo tranquilizó, quitándole todo posible escrúpulo. En su obra "Horologium" habla de su conversión a los 18 años y, desde entonces, se consagró a una vida de estudio, oración y austeridad.
Estudió con el maestro Eckhart en Colonia (1322 a 1327) y aunque sus superiores querían que fuera doctor, él se negó por humildad. Volvió a su convento de Constanza, del que fue Lector principal y luego superior. Como confesor y predicador obtuvo grandes éxitos por toda Alemania, Suiza y Bélgica. Pero esto le creó muchas envidias y fue calumniado. Fue difamado como sacrílego, como hipócrita embaucador, como empozoñador e incluso como hereje. Una mujer le acuso de ser el padre de su hijo, y Enrique tuvo que pagarle durante un año su manutención y soportar el desprecio de sus hermanos hasta que finalmente se probó su inocencia.
Escribió el "Libro de la Verdad". Algunos juzgaron este libro como sospechoso de herejía y por ellos tuvo que sufrir varios procesos. Unido a los "amigos de Dios", se distinguió por su vida ferviente. Su gracia especial se centró en la dirección de sus hermanas dominicas, entre las que destaca Elisabeth Stagel. Escribió también el "Libro de la Sabiduría eterna", con las cien consideraciones y oraciones para recitarlas todos los días. Y las "Meditaciones sobre la agonía de Cristo" y "Soliloquio con la Virgen María".
Los últimos años los pasó en Ulm siendo prior del convento. En una de sus cartas nos cuenta que un día que había tenido que sufrir mucho por penas interiores, por desprecios y humillaciones, vio desde la ventana de su celda a un perro que jugaba en el patio con un trapo. Lo mordía, lo babeaba, lo arrastraba, lo rasgaba. "Así debes tú hacer, se dijo. Se te arroje en alto o se te tire abajo. Aunque se te escupa, tu debes aceptarlo todo alegremente, sin protestar, como el trapo, si él tuviese conciencia". Dentro de la escuela mística renana, Suso representó la concepción más suave y dulce de la percepción de Dios, aunque hizo grandes y graves penitencias para aplacar el apetito de la carne, hasta que tuvo una visión en la que se le pedía que dejase semejantes penitencias, que le minaron gravemente la salud. Es famoso el nombre de Jesús que se grabó a fuego en su pecho. El culto del beato fue confirmado en 1831 por Gregorio XVI. Patrón de Constanza.
Estudió con el maestro Eckhart en Colonia (1322 a 1327) y aunque sus superiores querían que fuera doctor, él se negó por humildad. Volvió a su convento de Constanza, del que fue Lector principal y luego superior. Como confesor y predicador obtuvo grandes éxitos por toda Alemania, Suiza y Bélgica. Pero esto le creó muchas envidias y fue calumniado. Fue difamado como sacrílego, como hipócrita embaucador, como empozoñador e incluso como hereje. Una mujer le acuso de ser el padre de su hijo, y Enrique tuvo que pagarle durante un año su manutención y soportar el desprecio de sus hermanos hasta que finalmente se probó su inocencia.
Escribió el "Libro de la Verdad". Algunos juzgaron este libro como sospechoso de herejía y por ellos tuvo que sufrir varios procesos. Unido a los "amigos de Dios", se distinguió por su vida ferviente. Su gracia especial se centró en la dirección de sus hermanas dominicas, entre las que destaca Elisabeth Stagel. Escribió también el "Libro de la Sabiduría eterna", con las cien consideraciones y oraciones para recitarlas todos los días. Y las "Meditaciones sobre la agonía de Cristo" y "Soliloquio con la Virgen María".
Los últimos años los pasó en Ulm siendo prior del convento. En una de sus cartas nos cuenta que un día que había tenido que sufrir mucho por penas interiores, por desprecios y humillaciones, vio desde la ventana de su celda a un perro que jugaba en el patio con un trapo. Lo mordía, lo babeaba, lo arrastraba, lo rasgaba. "Así debes tú hacer, se dijo. Se te arroje en alto o se te tire abajo. Aunque se te escupa, tu debes aceptarlo todo alegremente, sin protestar, como el trapo, si él tuviese conciencia". Dentro de la escuela mística renana, Suso representó la concepción más suave y dulce de la percepción de Dios, aunque hizo grandes y graves penitencias para aplacar el apetito de la carne, hasta que tuvo una visión en la que se le pedía que dejase semejantes penitencias, que le minaron gravemente la salud. Es famoso el nombre de Jesús que se grabó a fuego en su pecho. El culto del beato fue confirmado en 1831 por Gregorio XVI. Patrón de Constanza.
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