En 1901 estalló en Venezuela la llamada “Revolucionaria Libertadora” que tuvo para el pueblo de Altagracia funestas consecuencias por los muertos que dejó en su casas.
En 1903 llegó a Altagracia como cura vicario el doctor Sixto Sosa, que tanto habría de influir en la vida de Susana. Se construyó un hospital y se nombró a Susana como directora del mismo, por la labor que había ejercido cuando los sucesos pasados. Se le unieron otras tres mujeres, y como tenían vocación religiosa, el doctor Sixto, de acuerdo con el obispo de Calabozo, las vistió, en 1906, con el hábito de las Hermanitas de los Pobres. Susana cambió su nombre por el de Candelaria. En 1914 nació así la nueva congregación: Las Hermanitas de los Pobres de Altagracia (actualmente llamadas las Hermanitas Carmelitas de la Madre Candelaria). El padre Sixto será después nombrado obispo de Cumaná.
En 1916 emitieron sus votos religiosos y perpetuos en manos del padre Fundador Sixto Sosa. Se inició la fundación de otros dos hospitales, el de Upata en el Estado de Bolívar y el de Porlamar en la isla Margarita.
Su vida transcurrió entre los pobres; se distinguió por una profunda humildad, una inagotable caridad con ellos, y una profunda vida de fe, oración y amor a la Iglesia. Además de su esmerada atención a los enfermos, se preocupó de la educación de los niños, tarea que dejó como legado a sus hijas carmelitas.
En 1918 cayó gravemente enferma y tuvo que reponerse y en 1922 la nueva congregación pasa un difícil trance pues el nuevo Nuncio Mons. Felipe Cortesi urgió la legalización canónica del Instituto de acuerdo con las normas del nuevo Derecho Canónico. Propuso que se fusionaran con las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, pero fue inútil, y en 1925 fueron agregadas definitivamente a la Orden del Carmelo. Se convirtieron en Terciarias Carmelitas Regulares, y son más conocidas como las Hermanas Carmelitas Venezolanas. La hermana Candelaria fue nombrada Superiora General.
En 1929 un fuerte terremoto destruyó casi por completo la ciudad de Cumaná, y allí asistieron las carmelitas; y allí fijaron definitivamente su residencia y allí se estableció el colegio de Nuestra Señora del Carmen, el primero de la congregación y la casa “Betania” para atender al Seminario. Murió en Cumaná asfixiada por una hemorragia. Fue beatificada el 27 de abril de 2008 por Benedicto XVI.
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