Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, beata María Cecilia (María Felicidad) Cendoya y Araquistain, virgen, de la Orden de la Visitación de Santa María,y mártir, que, en la gran persecución, al ver que sus hermanas habían sido apresadas, se entregó espontáneamente en la misma noche a los milicianos, y al lado de ellas confirmó el testimonio de su fe con el supremo sacrificio de la vida.

Desde el principio sufre todas las consecuencias de la persecución religiosa: disturbios, votaciones, quemas de Iglesia y Conventos, dispersión de su Comunidad, etc. Desde estos años tiene muchas oportunidades de ir con su familia, pero por amor a Jesús y a su vocación nunca acepta las propuestas y siempre dice con tesón que no quiere marcharse por nada del mundo. Era sencilla, humilde. Tímida, solía cantar cantos a María mientras trabajaba. Se distinguió por su fidelidad, espíritu de recogimiento y de mortificación, siempre consciente de vivir en presencia de Dios. Fue la Hermana que más sufrió, era la más joven y no llevaba mucho tiempo en el convento, no conocía a nadie y como era vasca, el castellano no lo sabía bien, todo esto ayudó a serle más penosa su soledad última, pero Dios velaba por ella y la colmó de fortaleza. Cuando murieron sus hermanas, huyó, pero confesó su condición de monja salesa, y la fusilaron tres días más tarde en el cementerio de Vallecas. Fue beatificada por san Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998.
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