Primera mujer de Teodosio I el Grando. Como su marido, también ella era de origen hispánico. El matrimonio se celebró en el 376 y Elia Flacila tuvo tres hijos (Arcadio, Honorio y Pulqueria). Posiblemente por complicaciones en el último parto, murió prematuramente.
En su breve existencia fue inspiradora de moderación y de clemencia en la política de su marido, contribuyendo a la promoción de la fe cristiana sobre los cultos paganos todavía imperates. Era una ferviente defensora del símbolo niceno. Sozomeno cuenta que ella impidió una conferencia entre Teodosio y Eunomio de Cícico quien servía como cabeza visible de los anomeos, una secta separada de los arrianos. San Gregorio de Nisa la consideró un modelo brillante de virtud cristiana y ardiente caridad, mientras san Ambrosio de Milán, que bautizó a su marido, la definió como “Fidelis anima Deo”.
Fue sepultada en Constantinopla, con la oración fúnebre oficiada por san Gregorio de Nisa en la que celebra su virtuosa vida, describiéndola como inspiradora del buen hacer de Teodosio; promotora de la justicia, icono de la beneficencia. Estuvo llena de celo por la fe, columna de la Iglesia y madre de los indigentes.
Teodoreto exaltó su caridad y su benevolencia hacia los más pobres y necesitados, concretizando que no solo hizo donaciones con dinero sino que también realizó servicios hacia ellos. Hoy los Sinaxarios de la Iglesia Ortodoxa Griega la conmemoran como santa, mientras el “Acta Sanctorum” radactada por los Bolandistas de tradición latina se refiere a ella como “venerable”.
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