Martirologio Romano: En Linares, de Jaén, España, beato Manuel Lozano Garrido, llamado popularmente «Lolo», periodista, que dio alegre testimonio del Evangelio en medio del sufrimiento de una parálisis progresiva.
Nació en Linares, Jaén. Se le conoció como “Lolo”. Fue miembro de la Acción Católica desde su fundación en Linares en 1931, primero como aspirante y luego ocupando cargos directivos. Durante su adolescencia le pilló la guerra civil, y fue encarcelado por su fe y su devoción eucarística. A los 23 años le apareció un reumatismo mientras hacía el servicio militar, que le dejó totalmente paralítico en una silla de ruedas. Estudió magisterio y comenzó el peritaje en minería.
Por su invalidez se convirtió en periodista y escritor consejero de cientos de jóvenes y de quienes se acercaban a su casa. Cuando no podía escribir con la derecha, lo hacía con la izquierda, y cuando se quedó ciego, dictaba sus escritos en un magnetófono. En 1964 ingresó en la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). Publicó cientos de artículos de temas sociales, científicos, literarios, pero sobre todo de tema religioso. La ciudad de Linares le nombró hijo predilecto en 1969. El dolor lo sufrió con alegría y ofrenda a Dios: “El cristianismo es, ante todo, una operación de alegría”.
En 1940, dos años antes de la parálisis, escribió su primer artículo en “Cruzada”. En 1956 funda la revista “Sinaí”, a su vez una obra pía destinada a crear grupos de oración por la prensa: doce enfermos junto con un monasterio contemplativo toman sobre sí el cuidado espiritual de un concreto medio de comunicación. Se suman unos trescientos enfermos, y ellos son también los principales destinatarios de la revista mensual “Sinaí”.
Escribe cientos de artículos en “Sinaí” y en la prensa local y nacional. Es autor de “Decálogo del periodista” y “Oración por periodistas”, de nueve libros de espiritualidad, diarios, ensayos y una novela autobiográfica. Y todo ello desde su silla de ruedas y su máquina de escribir. Es un enfermo que trabaja cada día, que gana su pan con el sudor de su frente, como él mismo decía.
Su pertenencia y amor a la Iglesia a través de la Acción Católica, su aceptación admirable de la enfermedad, su incansable condición y ejercicio apostólico - sobre todo a través de sus escritos-, su laboriosidad, su austeridad y pobreza franciscanas y su piedad mariana y eucarística son los rasgos más destacados de su perfil espiritual. Manuel Lozano Garrido sobresalía además por su alegría contagiosa, por su esperanza expansiva y por vivir lo extraordinario (los grandísimos dolores y limitaciones de su enfermedad) de modo ordinario, con normalidad. Fue y sigue siendo –como ha afirmado el actual obispo de Jaén, Ramón del Hoyo- “un faro luminoso para muchos cristianos”.
En 1958 visita el santuario mariano de Lourdes y en 1962 ingresa en la obra eucarística Discípulos de San Juan. En 1969 es declarado hijo predilecto de Linares. Y dos años después, en las vísperas de su muerte, recibe el premio BRAVO de Prensa de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación, en la primera edición de dichos premios. El 3 de noviembre de 1971 fallece en su ciudad natal de Linares.
Dos años más tarde, el 17 de octubre de 1996 sus restos mortales fueron trasladados a la capilla del Cristo de la Misericordia en la iglesia de Santa María de Linares. Fue beatificado el 12 de junio de 2010 por SS. Benedicto XVI.
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