Martirologio Romano: Dedicación de las basílicas de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. La primera de ellas fue edificada por el emperador Constantino sobre el sepulcro de san Pedro en la colina del Vaticano, y al deteriorarse por el paso de los años fue reconstruida con mayor amplitud y de nuevo consagrada en este mismo día de su aniversario. La otra, edificada por los emperadores Teodosio y Valentiniano en la vía Ostiense, después de quedar aniquilada por un lamentable incendio fue reedificada en su totalidad y dedicada el diez de diciembre. Con su común conmemoración se quiere significar, de algún modo, la fraternidad de los apóstoles y la unidad en Iglesia.
No se conservan las tumbas de los mártires de los dos primeros siglos por la sencilla razón de que aún no se les daba culto. Hay, empero, dos excepciones, y son la tumba de san Pedro, primer papa, y la de san Pablo, apóstol de los gentiles. Ambos fueron martirizados en Roma hacia el año 671, en distinta fecha, aunque la liturgia celebre su fiesta el mismo día 29 de junio. San Pedro fue crucificado, según tradición, y los cristianos le dieron sepultura en un cementerio público de la colina Vaticana, junto a la vía Aurelia, mientras que san Pablo murió decapitado (tuvieron con él esta deferencia por tratarse de un ciudadano romano), siendo enterrado en la vía Ostiense, muy cerca del Tíber. Tenían los dos mucha importancia en la fundación de la Iglesia romana para que los cristianos perdieran el recuerdo de sus tumbas. Efectivamente, hacia el año 200, el sacerdote romano Gayo, en una discusión con Próculo, representante de la secta montanista, le decía a éste: «Yo te puedo mostrar los restos de los apóstoles; pues, ya te dirijas al Vaticano, ya a la vía Ostiense, hallarás los trofeos de quienes fundaron aquella Iglesia» (Eusebio, Hist. Ecl., II, 25,7.).
La festividad que hoy celebramos data desde el siglo XI, sólo para la basílica de San Pedro. En esta fecha, a la dedicación de la basílica vaticana, se encuentra asociada en los siglos siguientes, en los calendarios, también a la dedicación de la basílica ostiense.
La actualidad de esta memoria puede deducirse de las dos estrofas del himno de la época carolingia (en laúdes). Aquí Pedro es invocado como "buen pastor que desata los vínculos de los pecados mediante el poder (de las llaves) con el cual abre y cierra el cielo a todos los fieles por medio de su palabra". Pablo, doctor, es invocado como "maestro de vida, para que nos obtenga poder alcanzar con plenitud de perfección, después de superar los límites de nuestra experiencia terrena". MEMORIA FACULTATIVA.
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