Martirologio Romano: En Ferrara, de la Emilia, beata Lucía Brocadelli, religiosa, que, tanto en el matrimonio como en el monasterio de la Tercera Orden de Santo Domingo, sobrellevó con paciencia muchos dolores y vejaciones.
Nació en Narni (Umbría), desde su nacimiento fue favorecida de gracias celestiales. A los 4 años toda su alegría era entretenerse con una imagen del Niño Jesús que ella llamaba su “Cristarello”. A los 12 años hizo voto de virginidad perpétua. Después de que sus parientes, mediante la violencia, le impusieran un matrimonio no deseado y por consejo de María y de su confesor, aceptó casarse con un joven noble, que respetó el voto de Lucía, aunque puso a prueba su virtud. Durante 5 años Lucía vivió en la casa conyugal entre lágrimas, oración y penitencia, hasta que obtuvo de su marido la separación matrimonial. El esposo ingresó en los franciscanos y ella obtuvo el permiso de hacerse Terciaria dominica en Viterbo, donde recibió los estigmas.
En el 1499, por voluntad del Duque de Ferrara, que la tenía como una santa, y por orden del Pontífice, fue a Ferrara para fundar un monasterio de la Tercera Orden y fue elegida primera priora del convento. Muerto el Duque, algunas religiosas, llenas de envidia, consiguieron que a Lucía se le quitara cualquier privilegio y por ello fue depuesta; fue tratada con crueldad por su sucesora y olvidada de todos; así vivió durante 39 años, sin lamentarse jamás de su desgracia. Sus reliquias se conservan en la catedral de Ferrara. El culto fue confirmado en 1710 por Clemente XI.
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