Martirologio Romano: En Potenza, ciudad de la Lucania, san Gerardo, obispo.

Vuelto a Potenza, Gerardo vio abrirse ante él un vasto campo de apostolado, especialmente entre los jóvenes. Abrió los tesoros de su cultura y su bondad gratuitamente a todos, lo que atrajo la simpatía de todo el pueblo, por lo que a la muerte del obispo de la ciudad, el clero y el pueblo lo eligieron como su nuevo pastor. Fue consagrado obispo en Acerenza. La dignidad alcanzada no cambió la austeridad de su vida, ni la simplicidad de sus costumbres. Manfredo, su biógrafo, describe así este período de su vida: "Honrado por la gloria episcopal, parecía más humilde, más manso, más piadoso, más benigno, más diligente en el ejercicio de las virtudes. Era tan sobrio que más bien parecía un monje."
El Señor se complace en hacer brillar la santidad de su siervo incluso en vida, con señales milagrosas, como cambiar el agua en vino. Sólo un año después de su muerte, el papa Calixto II proclama la santidad. Los huesos de san Gerardo descansan bajo el altar dedicado a él en la Iglesia Catedral de Potenza. Patrón de Potenza y de la archidiócesis.
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