10 de octubre de 2014

Beata MARÍA DE LOS DESPOSORIOS IRIGOYEN ECHEGARAY (María Catalina). (1848-1918).


Martirologio Romano: En Madrid, España, María de los Desposorios (María Catalina) Irigoyen Echegaray, virgen, religiosa de la Congregación de las Siervas de María Ministras de los Enfermos.

María Catalina nació en Pamplona (Navarra) en el seno de una familia acomodada y católica. De este modo transcurre su infancia y juventud. Es en esta época cuando oye la llamada del Señor y aumenta en su corazón el deseo de ser toda de Dios.
En 1878 solicita la admisión en el Instituto de las Siervas de María, fundado por santa María Soledad Torres Acosta; mas al enterarse ésta de que María Catalina tiene familiares enfermos, le aconseja que primero cuide de los suyos, si de verdad desea dedicar su vida al cuidado de los enfermos en sus domicilios. María Catalina espera, sabe esperar con paciencia, está  pronta a cumplir la voluntad del Señor.
Solucionada la situación familiar, María Catalina queda libre y decidida lo deja todo, respondiendo con valentía dice sí a su Señor. Ingresó en la Casa de las Siervas de María de Pamplona el en1881 a la edad de 33 años. Vistió el Hábito en el Noviciado de las Siervas de María en Madrid en 1882, aún no estaba terminado el edificio de la Casa Madre - Madrid. Durante el Noviciado, se mostró silenciosa, recogida y muy escondida con Cristo en Dios. Emite su profesión Perpetua en 1889.
Sor Mª Catalina no confía en sus fuerzas, sabe de quien se fía “sea de mí lo que fuere, mi único ideal es amar a Dios sin interrupción hasta el fin de mi existencia”, decía Sor Mª Catalina.
Madrid es el escenario de su vida hasta su muerte. Cristo es el centro de su ser, desea tener sus mismos sentimientos, obrar según el querer de Dios. “Con tal presteza y amabilidad acudía a las peticiones y necesidades de los enfermos que muchos de ellos la consideraban como madre amorosa y muchas familias la reclamaban como a su enfermera ideal”.”.
Después de 23 años dedicados al servicio a los enfermos, pasa a ocuparse de la recogida de donativos para la subsistencia de la Obra durante 7 años. Al final de su vida se ve reducida a la más absoluta incapacidad; acepta la voluntad del Padre que la sujeta a la cruz de la enfermedad para asemejarla a su Hijo Crucificado. Muere dejando tras de sí grande fama de santidad. Fue beatificada el 29 de octubre de 2011 por Benedicto XVI.

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