7 de septiembre de 2014

Santos MARCOS CRISINO, ESTEBAN PONGRACZ y MELCHOR GRODZIECKI. M. 1619.



Martirologio Romano: En Kosice en los montes Cárpatos, hoy Eslovaquia, santos mártires Marcos Crisino, sacerdote de Esztergom, Esteban Pongracz y Melchor Grodziecki, sacerdotes de la Compañía de Jesús, que ni en el hambre ni en los tormentos de la rueda y del fuego pudieron hacerles renegar de la fe católica


Marcos nació en Körösy, Croacia, en la diócesis de Zagabria en 1588. Estudió en los jesuitas de Viena y después en el de Graz, donde fue alumno del futuro cardenal Pietro Pàzmàny. En 1611 ingresó en el colegio austrohúngaro de Roma y terminó sus estudios en 1615. Volvió a Hungría. Debido a la falta de sacerdotes en Eslovaquia, se trasladó a esa región. Allí desarrolló su acción pastoral que se caracterizó por una gran dosis de abnegación de Tyrnan y más tarde, apoyado por el cardenal y obispo de Gran, Pàzmàny, le nombró canónigo y administrador de la abadía de Széplak, cerca de Kosice. También fue profesor  y rector del seminario de Tyrnau.

Esteban nació en el castillo de Alvines, cerca de Carlsburgo hacia el 1582 u 83. Era descediente de los condes-barones de Pongracz. Estudió en los colegios de los jesuitas de Kolozsvár, Praga, Laibach y Klagenfurt. Con un porvenir brillante por su origen noble, renunció a todo y a los 20 años se hizo jesuita en Brno. Profesor en Subiana, en Kalgenfurt y en Gratz, desarrolló su actividad pastoral en la Eslovaquia oriental, región de gran escasez de sacerdotes. Su carisma le llevó a la predicación en la que destacó de modo especial. Un año antes de su muerte pasó a Kosice llamado por el gobernador Dóczy. 

Melchor nació en Cieszyn (Teschen), situada en la actual frontera polaco-checa en el 1584. Miembro de una ilustre familia polaca. Fue congregante mariano en el Colegio de la Compañía en Viena, colegio del que fueron socio fundadores sus tíos Jan y Waclaw. Ingresó en los jesuitas en Brno en 1603. Estudió en Brno y Klodzko; los estudios de Filosofía y Teología en Praga y Graz. En 1608 regresó a Klodzko para estudiar música, después de prepararse como profesor en Bukziejowice. En 1614 fue ordenado sacerdote y sus primeros años pastorales los desarrolló en Praga. Allí también fue profesor en el Instituto de San Vicente.
A pesar de que los jesuitas fueron bien recibidos a su vuelta a Polonia, Melchor prefirió seguir como capellán del ejército checo y polaco, fiel al emperador. Llegó así a Hungría en la localidad de Kosice. Allí conectó con el canónigo Marcos Crisino y el jesuita Esteban Pongracz. 

El martirio de estos tres santos, es uno de tantos episodios de la intolerancia de los protestantes calvinistas entre el virulento y sanguinario torbellino de los acontecimientos que se pueden señalar como el comienzo de la guerra de los Treinta Años (1618-1648), cuando entre católicos y protestantes se luchó encarnizadamente en Alemania, Austria y Hungría; los primeros para conservar las diócesis y el territorio a la fe católica o volver a conquistar lo perdido; y los segundos para alcanzar los mismos derechos que los católicos, y luego, apoyados en la igualdad, exterminar la dinastía de los Haugsburgo, y con ella hasta el último vestigio de la religión de Roma.
En la ciudad de Kassau o Casovia o Kosice (Hungría) los protestantes se unieron a la sublevación; poco antes el gobernador de la ciudad, Andrés Dóczy, católico, preocupado por las necesidades espirituales de los católicos oprimidos, había obtenido del provincial de los jesuitas, dos padres a quiénes hospedó en su mismo palacio; eran estos: Esteban Pongracz, para los húngaros, y Melchor Gródecz, para los fieles de lengua eslava y alemana. Con estos dos predicadores jesuitas vino a encontrarse un canónigo de la catedral de Gran, Marcos Korosy, más conocido como Crisino, y que luego ingresaría en la Compañía de Jesús.
A raíz de la invasión de la ciudad por las tropas calvinistas, se decidió desalentar a los católicos con la apostasía de los tres sacerdotes. Les sometieron durante varios días a continuos tormentos sicológicos. No consiguieron nada. Entonces decidieron doblegar su fe con los tormentos físicos, fueron terribles; la historia describe su martirio como uno de los mas salvajes y crueles de la historia de la Iglesia; hasta los protestantes de buena voluntad expresaron su indignación. Resistieron hasta el final y el padre Esteban morirá, al día siguiente, diciendo "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen". Sus cuerpos fueron rescatados por Segismundo III, rey de Polonia, y enterrados en la iglesia de Tyrnawa o Estrigonia.

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