23 de septiembre de 2014

San SOSSO DE MISENO. (205- c.305).


Martirologio Romano: En Capo Miseno, lugar de Campania, san Sosso, diácono y mártir, el cual, al decir del papa san Símaco, al desear proteger de la muerte a su obispo, consiguió también él mismo el martirio con igual precio y gloria.

Según el Martirologio de san Beda nació en Miseno (Campania, Italia). Diácono de Miseno y fue uno de sus más ardientes animadores de los grupos de los primeros cristianos. Juan Diácono lo define “hombre en el cual se encuentran todos los carismas de la Gracia”; para demostrar la fama de santidad de la que gozaba en vida, basta recordad que prelados ilustres tenían necesidad de ir a Miseno para encontrarse con el diácono. El papa san Símaco lo muestra celosísimo hasta el sacrificio, y estaba tan lleno del Espíritu Santo que el gran obispo nolano san Jenaro, le pidió su consejo. Durante una de estas visitas, en el 304, san Jenaro, celebrando la Misa en el tercer domingo de Pascua, vio aparece sobre la cabeza de Sosso, mientras leía el Evangelio, una llama parecida a la que descendió sobre los Apóstoles el día de Pentecostés. San Jenaro, reveló a los presentes la visión, abrazó al joven, profetizándole su próximo martirio.
La persecución de Diocleciano llegó a su culmen en Miseno, sede de la flota pretoriana imperial, era un lugar muy peligroso para los cristianos; a pesar de esto, Sosso no limitó su predicación de la Palabra contra los falsos ídolos. Traicionado por los delatores, fue conducido a la cárcel en Pozzuoli y torturado para que apostatase. El mismo san Jenaro, que no ignoraba el peligro al cual se exponía, lo visitó en la cárcel y por ello también fue apresado, junto a santos Desiderio y Festo. Todos fueron condenados a las fieras en el anfiteatro de Pozzuoli, pero una serie de sucesos milagrosos no consintió la condena y fueron conducidos a la cárcel de Solfatara, donde fueron decapitados.
Su cuerpo fue trasladado a Miseno el 23 de septiembre del mismo año, fue fijado como día de su fiesta. La destrucción de Miseno por los sarracenos provocó la emigración de la población hacia el interior, con la sucesiva fundación de Frattamaggiore, aquí los miseneses llevaron el culto del santo, haciéndole patrono de la ciudad. Sus restos se conservan en la parroquia principal de la ciudad. 

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