Martirologio Romano: En Lyon en Francia, deposición de san Justo, obispo, que, cuando dejó el episcopado después del Concilio de Aquileya, se retiró junto al lector Viator a un eremo en Egipto, donde, durante algunos años, llevó una humilde vida en compañía de los monjes; su santo cuerpo junto a los huesos de san Viator fue después trasladado a Lyon.

Después, desterrado voluntariamente en las soledades de Egipto, para llorar su torpeza, que le hizo transgredir el derecho de asilo a un hombre que, en una carrera homicida había herido a otro gravemente, y se refugió en la iglesia; la multitud enfurecida quiso prender fuego al templo, y el obispo prometió entregarlo si le respetaban la vida, se lo prometieron, pero al entregarles al hombre, la muchedumbre lo mató. El pueblo no quería dejarle partir pero, a la vuelta del sínodo de Aquileya, Justo abandonó una noche a su comitiva y huyó a Marsella, de donde se embarcó rumbo a Alejandía, con un lector llamado san Viator.
En Egipto vivió, sin ser reconocido, en un monasterio; pero fue finalmente descubierto por un habitante de la Galia que había ido a visitar los monasterios de la Tebaida. Inmediatamente, el pueblo de Lyon envió a un sacerdote para que le trajese consigo, pero el santo no se dejó convencer. San Antíoco (quien sucedió a san Justo en el gobierno de la sede Lyon) determinó ir a acompañar en la soledad a su predecesor, quien murió poco después en sus brazos, el año 390. Su cuerpo fue trasladado a Lyon y sepultado en la iglesia de los Macabeos, que más tarde tomó su nombre. San Viator murió algunas semanas después que su maestro.
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