27 de septiembre de 2014

OTROS SANTOS DEL DÍA:



San Cayo de Milán. M. 85. 
Martirologio Romano: En Milán, en la Galia Traspadana (margen izquierda del Po), san Cayo, obispo.
Según la tradición fue el primer obispo de Milán, discípulo de san Bernabé, apóstol; pero ésta es una historia inventada por los herejes patarinos, que tenían en Milán su centro, y querían que tuviera la misma antigüedad que Roma. Lo que si es posible es que el Cayo histórico, como segundo obispo de Milán, viviese hacia el año 200, aunque la tradición le hace mártir en el 85, durante la persecución de Nerón (que sólo se produjo en la ciudad de Roma), después de haber bautizado a los mártires san Vidal y a sus hijos santos Gervasio y Protasio. Cayo, después de recibir martirio no murió como tal sino que milagrosamente fue curado. 
S. Florentino

Santos Florentino e Hilario. s. V. 
Martirologio Romano: En Sedunum (hoy Brémur), entre los eduos, en la Galia (hoy Francia), san Florentino, que, según la tradición, fue degollado por los vándalos juntamente con san Hilario.
Eran dos ermitaños franceses, martirizados en Brémur en la Galia por los bárbaros. Cuando Croco, rey de los vándalos, quiso hacerle adorar a sus dioses, Florentino respondió con audacia: “Soy caballero del rey de los cielos”. Entonces el monarca furioso, le hizo romper los dientes, y cortar la lengua y luego lo decapitó. Tiene una iglesia en Amboise. 

San Sigeberto de East Anglia. M. 635. 
Fue el primer rey cristiano de Anglia oriental. Se bautizó en Francia y con la ayuda de santos Félix de Dunwich y Furseo, introdujo el cristianismo en su reino. Se hizo monje, pero sus súbditos le obligaron a dejar el claustro. En la batalla contra el rey Penda de Mercia, murió, y como sus adversarios eran paganos está considerado como mártir. 
Otros autores dicen que era hijos del rey Dagoberto, y que reinó en Austrasia entre el 633 y 656, confundiéndole con san Sigeberto III. Benefactor del monasterio de Saint Martin en Metz, donde fue enterrado. 

Santa Hiltrudis. M. c. 790. 
Martirologio Romano: En el cenobio de Liesse, en Hannonia, de Austrasia (hoy Bélgica), santa Hiltrudis, virgen, que vivió piadosamente retirada con su hermano Guntando, abad.
Era hija de Ada, una noble franca y de Wiberto, conde de Poitiers, que poseía tierras entre los ríos Sambre y Mosa, entre Francia y Bélgica; era hermana de Gundrad o Gontardo, primer abad de Liessies. Fue prometida a Hugo, conde de Borgoña, pero ella prefirió consagrarse a Dios, recibiendo, en el 768, el velo de las vírgenes, con la bendición del obispo de Cambrai; fue acogida por su hermano, que la alojó en una celda, detrás de la capilla de su monasterio de Liessies.  En este lugar vivió como reclusa, durante 17 años, participando de la vida litúrgica de la abadía. Al morir fue sepultado en dicha abadía. 

Santos Adolfo y Juan de Córdoba. M. 824. 
Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santos mártires Adolfo y Juan, hermanos, que por Cristo fueron coronados con el martirio durante la persecución musulmana, en tiempo de Abd ar-Rahman II.
Eran de raza árabe y habían nacido en Sevilla. El padre era musulmán y su madre, Artemia, cristiana en Sevilla. Hermanos de santa. Al quedarse viuda Artemia, educó a sus hijos en el cristianismo, y esta fue la causa de su martirio, ya que los hijos de un matrimonio mixto tenían que ser musulmanes. Se les invitó a volver al Islam, a lo cual se negaron. Mártires en Córdoba,  durante el emirato de Abderramán II. San Eulogio presentó al mundo su ejemplo: “Sus gestos brillan como astros en el cielo, para gloria de la santa Iglesia y ejemplo de los débiles”. 

San Bonfilio de Foligno. (1040-1125).  
Martirologio Romano: En Fara, cerca de Cingoli, en el Piceno, de Italia, san Bonfilio, que, siendo obispo de Foligno, estuvo diez años en Tierra Santa y, al regresar a Italia, se retiró al monasterio de Storaco, del que había sido abad, muriendo finalmente en soledad.
Natural de Ósimo de Piceno. Entró en el monasterio benedictino de Santa María de Storaco en el que fue abad. Como obispo de Foligno, ayudo a la formación de una de las Cruzadas, y fue a Tierra Santa como peregrino y penitente, y  se quedó durante 12 años. Cuando volvió a su sede se encontró que había otro obispo que la gobernaba en su lugar, juzgó que lo hacía muy bien, y se retiró a ocupar su puesto de abad en el monasterio. Algunos de sus monjes no aceptaban su honestidad en el cumplimiento de la regla, e intentaron deshacerse de él, del modo más indigno y desagradable, y fue cortarle las patas de la silla que estaba colocada en la letrina, con lo cual Bonfilio, cayó al pozo negro, aunque luego lo sacaron. Siempre más inclinado a la vida de penitencia, se retiró en la soledad de Santa María de Fara, en la diócesis de Cingoli. 

Lorenzo de Ripafratta. Beato. M. 1457.  
Martirologio Romano: En la ciudad de Pistoia, de la región de la Toscana, en Italia, beato Lorenzo de Ripafratta, presbítero de la Orden de Predicadores, que vivió fielmente durante sesenta años la vida regular con dedicación asidua a la pastoral sacramental de la Penitencia.
Nació en Toscana en el castillo de Ripafratta, y su vida tiene gran interés desde el momento que desde su convento de Santa Catalina en Pisa, se unió a san Juan Domenico para la reforma de la Orden de Predicadores. Observó fielmente la vida regular durante toda su vida; trabajó infatigablemente en la administración de la penitencia. Fue enviado a Cortona como maestro de novicios, y allí instruyó a los beatos Antonino Pierozzi y Juan de Fiesole (fray Angélico). Sin temor a ser contagiado, auxilió a enfermos durante la plaga que azotó a las ciudades de Pistoia y Fabriano. 
Por su sapiencia, el pueblo lo llamaba el "Arca de la Ciencia". Dio ejemplo a sus hermanos de congregación y feligreses con su vida de oración, ayuno, penitencia y devoción. Sufrió una herida en la pierna, la cual dolorosamente le acompañó el resto de su vida. Por el ejemplo de su silencioso y paciente sufrimiento -el cual ofreció a Dios-, se incrementaron la admiración y el cariño de los religiosos y del pueblo. Murió en Pistoya y su cuerpo se venera en la iglesia de Santo Domingo. En 1851 el papa Pío IX confirmó su culto.

Juan Bautista Laborier du Vivier. Beato. (1734-1794). 
cruz conmemorativa
por los sacerdotes
deportados
Martirologio Romano: En una decrépita nave anclada frente a Rochefort, en el litoral norte de Francia, beato Juan Bautista Laborier du Vivier, diácono y mártir en tiempo de persecución contra la Iglesia, que, a causa de su estado clerical, fue condenado a cruel cautividad y murió consumido por grave enfermedad.
Nació en Mâcon (Saône-en-Loire) en una familia de clase media. Habiendo optado por la vida clerical fue nombrado canónigo de la catedral de San Vicente de Mâçon. Como tal canónigo, podía haberse ordenado presbítero pero tenía un profundo sentido de humildad y le resultaba una dignidad demasiado alta para el concepto que él tenía de sí mismo y por ello prefirió quedar como diácono. 
Como no tenía obligación de prestar el juramento constitucional, una vez sobrevenida la Revolución y disueltos los cabildos catedralicios se quedó con confianza en su propia ciudad. Sin embargo fue arrestado el 8 de marzo de 1794 y encerrado en el exconvento de las ursulinas. No sirvió que un grupo de ciudadanos, alegando que no era sacerdote, quisieran evitarle la deportación. Fue enviado a Rochefort y embarcado en “Les Deux Associés”. Mostró una gran paciencia y humildad en todo el tiempo de su detención y murió piadosamente el 27 de septiembre de 1794. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.

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