Martirologio Romano: En Todi, de la Umbría, san Felipe Benizi, presbítero de Florencia, varón de gran humildad y propagador de la Orden de los Siervos de María, que consideraba a Cristo crucificado su único libro.

Pronto desplegó su predicación por Italia, Francia y Alemania, ejerciendo siempre un gran espíritu de humildad; ostentó el cargo de superior de varios conventos. Intervino en el concilio de Lyon en 1274, y se negó a ser arzobispo de Florencia. Fue nombrado provincial de su Orden, y después general en 1267 tras la dimisión de san fray Manetto dell’Antella. Siempre se comportó con exquisito espíritu de servicio hacia todos hasta llegar a compartir alimentos y vestidos con los más pobres, unido a una profunda devoción a María. Tuvo dones taumatúrgicos.
A la muerte del papa Clemente IV, le quisieron elegir Pontífice, pero se negó rotundamente; huyó y se escondió en una caverna hasta no que fue elegida otra persona. Antes de morir en el convento de San Marcos de Todi dijo: "Dadme mi libro" y le presentaron el “Oficio Divino”, y lo rechazo; le presentaron la regla, y la alejó, y dijo: "El crucifijo, éste es mi libro; en él he aprendido todo". Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.
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