(Elisia, Eliza, Isabela, Isola, Jezabel, Lilian, Liliane, Lisana, Lisena, Lisinda).
La que jura por Dios. Dios conoció. Dios es plenitud. Dios ha ayudado.
Martirologio Romano: Santa Isabel, reina de Portugal, admirable por su desvelo en conseguir que reyes enfrentados hiciesen las paces y por su caridad en favor de los pobres. Muerto su esposo, el rey Dionisio, abrazó la vida religiosa en el monasterio de monjas de la Tercera Orden de las Clarisas de Estremoz, en Portugal, que ella misma había fundado, y en el cual murió cuando se esforzaba por conseguir la reconciliación entre un hijo y un nieto suyos que estaban enfrentados.
Nació en Zaragoza. Hija de Pedro III de Aragón y de Constanza, hija de Manfredo rey de Sicilia. Nieta de Jaime I el Conquistador y sobrina nieta de santa Isabel de Hungría, que fue su modelo y por quién llevó el nombre. A los doce años fue desposada con el rey Dionis de Portugal de quién tuvo dos hijos: Constanza, futura reina de Castilla, y Alfonso, sucesor de su padre en el trono de Portugal. Soportó con paciencia la ira y las infidelidades de su marido; en contrapartida Isabel educó con afecto los hijos ilegítimos de Dionis; le demostró su fidelidad en un terrible "juicio de Dios" y le asistió solícitamente en la muerte (1325). Isabel se propuso convertir su matrimonio en su camino de santificación. Consideró su condición de reina como una obligación de dar el más alto ejemplo de vida cristiana. En medio del esplendor de la Corte, llevó una vida austera y mortificada, entregada a la piedad y a la vida interior y procurando servirse de su corona para hacer cuanto bien estuvo de su parte.
Tuvo que presenciar como su hijo Alfonso guerreaba contra su padre; fue denominada "Reina Santa" y "Reina de la Paz" al conseguir la pacificación del reino entre los partidarios del hijo y del padre, aunque durante las hostilidades fue acusada de favorecer a su hijo y por ello se la desposeyó de todos sus bienes y arrojada de palacio y desterrada a la ciudad de Alemquer, no volvió hasta que logró la reconciliación definitiva. Durante su reinado se dedicó a los más desfavorecidos, fundando casas de beneficencia, un hospital para enfermos pobres, una casa para mujeres recogidas, un orfanato para niños abandonados... Ella misma atendió a todos. Su marido, al morir, reconoció sus errores, y le pidió perdón por todo lo que la hizo sufrir.
Al enviudar hizo una peregrinación a Santiago de Compostela. Se hizo Terciaria franciscana, porque no se le permitió, a causa de las luchas internas en su familia, entrar en el convento de Santa Clara en Coimbra, fundado por ella. Vivió, empero, junto al monasterio y albergó en su casa a un grupo de clarisas, con las cuales practicaba la vida monástica y el cuidado a los pobres y necesitados, y fundó un hospital que llamará de Santa Isabel de Hungría. De vuelta de su segundo viaje a Compostela en el 1336, se prodigó para pacificar a su hijo Alfonso, en disputa con el rey de Castilla, Alfonso XI, su nieto; pero le atacó una fiebre mortal en el camino que segó su vida a los sesenta y cinco años. En su muerte vio a la Inmaculada Concepción que se le acercaba, de tal manera que se le ha considerado precursora del dogma. Anteriormente había dedicado a María Inmaculada una iglesia en Lisboa. Murió en Estremoz. Su cuerpo incorrupto está enterrado en el monasterio de Santa Clara de Coimbra. Fue canonizado por el papa Urbano VIII el 24 de junio de 1626. Patrona de Portugal. MEMORIA FACULTATIVA.
Nació en Zaragoza. Hija de Pedro III de Aragón y de Constanza, hija de Manfredo rey de Sicilia. Nieta de Jaime I el Conquistador y sobrina nieta de santa Isabel de Hungría, que fue su modelo y por quién llevó el nombre. A los doce años fue desposada con el rey Dionis de Portugal de quién tuvo dos hijos: Constanza, futura reina de Castilla, y Alfonso, sucesor de su padre en el trono de Portugal. Soportó con paciencia la ira y las infidelidades de su marido; en contrapartida Isabel educó con afecto los hijos ilegítimos de Dionis; le demostró su fidelidad en un terrible "juicio de Dios" y le asistió solícitamente en la muerte (1325). Isabel se propuso convertir su matrimonio en su camino de santificación. Consideró su condición de reina como una obligación de dar el más alto ejemplo de vida cristiana. En medio del esplendor de la Corte, llevó una vida austera y mortificada, entregada a la piedad y a la vida interior y procurando servirse de su corona para hacer cuanto bien estuvo de su parte.
Tuvo que presenciar como su hijo Alfonso guerreaba contra su padre; fue denominada "Reina Santa" y "Reina de la Paz" al conseguir la pacificación del reino entre los partidarios del hijo y del padre, aunque durante las hostilidades fue acusada de favorecer a su hijo y por ello se la desposeyó de todos sus bienes y arrojada de palacio y desterrada a la ciudad de Alemquer, no volvió hasta que logró la reconciliación definitiva. Durante su reinado se dedicó a los más desfavorecidos, fundando casas de beneficencia, un hospital para enfermos pobres, una casa para mujeres recogidas, un orfanato para niños abandonados... Ella misma atendió a todos. Su marido, al morir, reconoció sus errores, y le pidió perdón por todo lo que la hizo sufrir.
Al enviudar hizo una peregrinación a Santiago de Compostela. Se hizo Terciaria franciscana, porque no se le permitió, a causa de las luchas internas en su familia, entrar en el convento de Santa Clara en Coimbra, fundado por ella. Vivió, empero, junto al monasterio y albergó en su casa a un grupo de clarisas, con las cuales practicaba la vida monástica y el cuidado a los pobres y necesitados, y fundó un hospital que llamará de Santa Isabel de Hungría. De vuelta de su segundo viaje a Compostela en el 1336, se prodigó para pacificar a su hijo Alfonso, en disputa con el rey de Castilla, Alfonso XI, su nieto; pero le atacó una fiebre mortal en el camino que segó su vida a los sesenta y cinco años. En su muerte vio a la Inmaculada Concepción que se le acercaba, de tal manera que se le ha considerado precursora del dogma. Anteriormente había dedicado a María Inmaculada una iglesia en Lisboa. Murió en Estremoz. Su cuerpo incorrupto está enterrado en el monasterio de Santa Clara de Coimbra. Fue canonizado por el papa Urbano VIII el 24 de junio de 1626. Patrona de Portugal. MEMORIA FACULTATIVA.
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