25 de septiembre de 2014

San FERMÍN DE AMIENS. M. c. 303.


Martirologio Romano: En Amiens en la Galia bélgica, hoy en Francia, san Fermín, venerado como obispo y mártir.

La tradición dice que Fermín nació en Pamplona y que tenía diez años cuando sus padres, el senador Firmius y Eugenia, se bautizaron de manos del obispo de Toulouse, san Saturnino, y su hijo Firminus (Fermín) fue bautizado por san Honesto, sacerdote que había sido enviado a la ciudad navarra, por el propio san Saturnino, con el fin de evangelizar aquellas tierras. Otros autores afirman que toda la familia fue bautizada por san Honesto en Pamplona mientras evangelizaba aquellas tierras. 
Fermín, marchó a Toulouse para formarse entre los monjes. Empezó ejercitándose en la predicación y en el servicio; pronto se hizo sacerdote, ordenado por san Honorato de Toulouse, sucesor de san Saturnino, y luego fue consagrado primer obispo de Pamplona, por san Honorato. Otros autores dicen que primero fue obispo de Toulouse, sucediendo a san Saturnino, y otras fuentes dicen que fue ordenado obispo misionero para evangelizar las Galias. 
Recorrió todo el territorio para ganar a los navarros a Jesucristo. Cuando tuvo su diócesis bien organizada, se dedicó a evangelizar las Galias, estuvo Aquitania predicando la fe. Se presentó en Agen, donde contactó con el presbítero Eustaquio. Se dirigió después a Clermont-Ferrand, donde convirtió a los jueces Arcadio y Rómulo, hecho que le abrió las puertas de Anjou y de su capital Angers, cuyo obispo Auxilio le nombró su colaborador. De allí pasó a Beauvais, donde el prefecto Valerio perseguía cruelmente a los cristianos. Fermín fue encarcelado. Al morir Valerio quedó en libertad. Inmediatamente se puso otra vez a predicar sin miedo el evangelio, y en esta región construyó la iglesia de San Esteban. Esto atrajo la admiración de muchos paganos que se convirtieron al cristianismo, y construyeron muchas iglesias.
Recorrió después Picardía, los Países Bajos, hasta que llegó a Amiens. Era incontenible su entusiasmo por predicar a Jesucristo. Su fe siguió obrando grandes milagros que multiplicaban las conversiones, entre ellas la del senador Faustiniano. El pretor de Amiens se asustó de la popularidad del santo. Lo llamó a su presencia. Maravillado por su doctrina y respuestas lo dejó en libertad. Fue tanto su celo apostólico y el fruto de sus conversiones, que las autoridades romanas se alarmaron, y ordenaron que fuera encarcelado. El pueblo se indignó y por eso fue degollado en secreto en la cárcel de Amiens. 
Un tal Faustiniano, convertido por Fermín, se atrevió a rescatar el cadáver, y lo trasladó a una iglesia que el santo había dedicado a Santa María en Amiens (en esta ciudad y en toda Europa celebran su festividad el 25 de Septiembre; solamente en España se celebra el 7 de Julio). Hay una triplicación de san Fermín: san Fermín de los Navarros, de Pamplona y san Fermín, confesor, obispo de Amiens, que sucedió al primer san Fermín. Copatrono de Navarra. 

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