Amigo de los caballos o del alto.
Se arrepintió y volvió a ingresar en los franciscanos en Manila (1590), en esta ocasión destacó tanto por su espíritu de sacrificio y su piedad, que los superiores decidieron ordenarle sacerdote y por eso le enviaron a su Méjico natal; al hacer sus votos religiosos cambió su nombre por el de Felipe de Jesús.
Mientras regresaba a Méjico, junto a fray Juan Pobre, su nave fue desviada a Japón por una tempestad, fue acogido como lego, candidato al sacerdocio por la comunidad franciscana de Santa María de los Ángeles, en Macao. Al poco tiempo de su llegada, estalló una persecución contra los cristianos ordenada por el emperador Taico Sama. Al finales de 1596 todos los componentes de la comunidad fueron arrestados y encarcelados. Fray Felipe de Jesús, podía liberarse como náufrago, pero no quiso, como sus otros compañeros. Les mutilaron la oreja izquierda, como señal de que estaban condenados a muerte, y empezó para ellos un largo calvario a través de las provincias japonesas, hasta llegar Nagasaki donde fueron crucificados. Felipe de Jesús murió pronunciando por tres veces el nombre de Jesús, y fue alanceado por los soldados que le atravesaron el costado. Es protomártir mejicano, y el primero que murió entre los mártires de Nagasaki. Fue canonizado, en el grupo de san Pablo Miki y compañeros mártires del Japón, por Pío IX el 8 de junio de 1862.
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