Santos Caralampo, Porfirio, Daucto y tres compañeras. M. 203.
san Caralampo |
(Caralampio, Calarampo, Caralempes, Caralimpio, Jaralampio). Alegre.
Porfirio: Purpúreo.
Martirologio Romano: En Magnesia en la provincia de Asia, hoy Turquía, santos Caralampo, Porfirio, Daucto y tres mujeres, mártires bajo el emperador Septimio Severo.
Mártires en Antioquía de Pisidia o Magnesia (Asia Menor), durante la persecución de Septimio Severo. Caralampo era presbítero; con él murieron dos soldados: Porfirio, Daucto y tres mujeres.
Según la Passio que se lee en los menologios griegos, durante la persecución de Septimio Severo, el prefecto de Magnesia, Luciano, hizo arrestar a Caralampo y ayudó a los verdugos en el tormento con garfios de hierro. Durante el suplicio sus manos se quedaron inertes, pero Caralampo lo curó. Tocados del prodigio, los lictores Porfirio y Daucto y tres mujeres que asistían a la tortura se profesaron cristianos. El prefecto, que perseveró en su incredulidad, los hizo decapitar a todos juntos.
San Silvano de Terracina. s. V.
Martirologio Romano: En Terracina, hoy en el Lazio, san Silvano, obispo.
Obispo de Terracina, Campania, Italia; se le conoce como "el Confesor" porque por la fe sufrió prisión y tortura.
La leyenda cuenta que Silvano huyó del norte de África junto a su padre Eleuterio, a causa de la persecusión de los vándalos, estableciéndose en Terracina, la antigua Anxur de los Volscos. En el 443, muerto el obispo Juan, Silvano fue llamado a sucederle, pero permaneció en vida sólo nueve meses, y después fue elegido su padre, Eleuterio.
El único recuerdo del santo son los restos de una antiquísima iglesia y monasterio, muy famosos en el siglo X, intitulados de San Silvano, que se encontraban en las afueras de Terracina, en la ladera del monte Leano, frente a la vía Apia Nueva. Las tradiciones manuscritas y el uso popular han transformado el nombre de Silvano, en Silviano, Silvino, Salviano, Salviniano; así, por ejemplo, la localidad surgida en las afueras de Terracina donde se alza la iglesia tomó el nombre de San Silviano.
San Troyano de Saintes. M. 533.
(fr.: Trojan de Saintes).
Martirologio Romano: En la ciudad de Saintes, en Aquitania, san Troyano, obispo.
Se dice que fue hijo de un judío y una musulmana; fue ordenado sacerdote en Saintes por san Bibiano al que sucedió como obispo (511-522). San Gregorio de Tours dijo de él que era un hombre de gran virtud y honorabilidad entre todos los habitantes de su ciudad. Patrón de Saintes.
San Protadio de Besançon. M. 624.
(Protagio. fr.: Prothade de Besançon).
Martirologio Romano: En Vesoncio (hoy Besançon), en Burgundia, san Protadio, obispo.
Sucedió a san Nicecio de Besançon, en la sede de Vesoncio (hoy Besançón) en Burgundia; Clotario II solía consultarle sobre todas las cuestiones importantes. Ha dejado su impronta en la historia de su diócesis como un pastor misericordioso hacia los demás y riguroso consigo mismo. Cada uno de sus fieles era como un hijo amado.
San Guillermo de Aquitania. M. 1138.
En el 1126 fue conde de Poitou y duque de Aquitania. Fue un gran guerrero siempre en guerra contra el rey de Francia y contra sus propios vasallos. Apoyó al antipapa Anacleto II en detrimento del legítimo pontífice Inocencio II. Pero san Bernardo de Claraval, para llevarlo al recto camino, durante la misa fue a su encuentro con la Sagrada Forma hasta la puerta de la iglesia de Parthenay. donde estaba siendo excomulgado, y le pidió que no se resistiera a Dios. El duque cayó al suelo sin sentido. Cuando se repuso se puso al lado del verdadero Papa.
Después de este hecho decidió retirarse y convertirse en ermitaño. Para mortificarse, hizo voto de llevar durante toda la vida una cota de malla sobre la piel. Con este aparato peregrinó a Roma para pedir al Papa que lo absolviera de sus pecados. Luego fue a Jerusalén y a Santiago de Compostela donde murió en 1138. Se le confunde también con san Guillermo de Malavalle, como si fuera una duplicación.
Beatos Pedro Fremond y 5 compañeras. M. 1794.
Martirologio Romano: En Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, beato Pedro Fremond, junto con cinco compañeras, mártires, que durante la Revolución Francesa fueron fusilados por su fidelidad a la Iglesia católica. Sus nombres son: beatas Catalina y María Luisa du Verdier de la Sorinière, hermanas; Luisa Bessay de la Voûte; Maria Ana Hacher du Bois; y Luisa Poirier, esposa.
En plena Revolución francesa, sufrieron martirio seis laicos de la diócesis de Angers:
Catalina du Verdier de la Soriniere (1758-1794). Nació en Chemillé, Francia. Noble, laica.
María Luisa du Verdier de la Soriniere (1765-1794). Nació en Chemillé, Francia. Laica. Noble, hermana de Catalina du Verdier, que murió el mismo día que ella.
Luisa Bessay de la Voûte (1721-1794). Nació en Saint-Mars-des-Prés, Francia. Laica, noble.
María Ana Hacher du Bois (1765-1794). Nació en Jallais, Francia. Laica, sierva.
Luisa Poirier de Barre (1754-1794). Nació en Le Longeron, Francia. Estaba casada con el señor Barre. Laica, artesana.
Fueron beatificados el 19 de febrero de 1984 por san Juan Pablo II.
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