Que se le concede. Chato, narigudo. Encorvado.
Se le conocía como “Baek-sim”, y había nacido en el seno de una familia de estracción humilde de Seúl. Trabajaba en un negocio propio en Seúl. En 1791, el beato Tomás Choe Pil-gong le hizo llegar algunos libros católicos; leyéndolos decidió convertirse al cristianismo y fue bautizado por el catequista el beato Juan Choe Chang-hyeon.
Fue arrestado durante la persecución Sinhae, que había arreciado al año siguiente de su conversión, pero fue liberado porque apostató. De regreso a su casa, se arrepintió y se puso a vivir su fe con intenso fervor.
Cuando terminaba el 1794, Simón y algunos compañeros buscaron un refugio seguro al misionero chino, el beato padre Jacobo Zhou Wen-mo. Junto a otros fieles, formaron una comunidad en la que estudiaban la doctrina de la Iglesia. Además, ejercía de acólito del padre Jacobo, cuando les administraba los sacramentos.
En diciembre de 1800, el beato Tomás Choe, que había sido quién le habló por primera vez del cristianismo, fue arrestado. Simón se escondió en casa de la beata Juliana Kim Yeon-i, hasta que su nombre apareció por la delación, en los interrogatorios, de algunos cristianos más débiles... por ello en la primavera de 1801, tuvo que dejar su escondite y huir de un lugar a otro.
Mientras tanto, su anciano padre fue arrestado por la policía. También él, al final, cayó en manos de las autoridades. Esta vez, durante los fuertes interrogatorios, permaneció firme en su fe. Cuanto más le presionaban, más se crecía en su fe religiosa. Fue trasladado al Ministerio de Justicia de Seúl y allí fue torturado y condenado a muerte y declaró: “Soy un hombre ignorante, pero estoy profundamente convencido de la religión católica y he creído en ella durante muchos años. Aunque ahora estoy siendo cruelmente torturado, no tengo la más mínima intención de cambiar de idea. Creo verdaderamente lo que mi religión me enseña”.
Así, el 29 de enero de 1802, junto con el catequista Gervasio Son Gyeong-yun, Carlos Yi Gyeong-do, Bernabé Jeong Gwang-su y Antonio Hong Ik-man, fueron decapitados en la Pequeña Puerta Occidental o Saenamnteo en Seúl.
Forma parte del grupo de 124 mártires coreanos, capitaneados por Pablo Yun Ji-chung, y que han sido beatificados por el papa Francisco el 16 de agosto de 2014 durante su primer viaje apostólico a Corea del Sur.
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