Martirologio Romano: En Nagasaki, Japón, beato Tomás de San Agustín Kintsuba Jihyoe, presbítero de la Orden de San Agustín, quien realizó su apostolado disfrazado de samurai, pudiendo así asistir a los cristianos detenidos en la cárcel, donde estaba preso también su superior, hasta que finalmente fue capturado él mismo, y murió «horca y fosa», donde mostró gran fortaleza.

Fue apresado el 1 de noviembre de 1636, por ser cristiano y sacerdote. Por estos mismos motivos y por no querer delatar a sus protectores, sufrió martirio con refinados tormentos en la cárcel, intentando hacerle apostatar; pero el mártir proclamaba siempre su fe. Sufrió el martirio de la "horca y fosa" ya una primera vez los días 21-23 de agosto, llevándolo de nuevo a la cárcel para que apostatara. Nuevamente fue puesto en la "horca y fosa" el 6 de noviembre de 1637, cuando murió, junto con otros cristianos. Mostró gran fortaleza. Cuando lo llevaban al lugar del martirio, en Nishizaka, la colina de los mártires de Nagasaki, amordazado para que no predicara, no pudieron impedir que mostrara con gestos su adhesión a la fe. Tenía 37 años.
Su nombre ha quedado ligado durante siglos a dos lugares ahora famosos (uno cerca de Nagasaki y otro en los montes), donde él atendía a los cristianos, desbaratando la búsqueda de los perseguidores. Su recuerdo y su martirio se conservaron durante siglos por parte de los cristianos ocultos. Fue beatificado por Benedicto XVI el 24 de noviembre de 2008 en el grupo formado por Pedro Kasui y 187 compañeros mártires de Japón.
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