Martirologio Romano: En el lugar llamado El Saler, cerca de Valencia, en España, beato Alfredo Simón Colomina, presbítero, de la Compañía de Jesús y mártir, quien, en la persecución contra la Iglesia, confirmó con su sangre su fidelidad al Señor el año 1936.
Nació en Valencia. Ingresa a la Compañía de Jesús en 1895, y llegó a ser sacerdote. Estaba de rector en el colegio San José de Valencia cuando llegó la República, y el 12 de mayo de 1931 su colegio fue asaltado por la turba, con tal vandalismo que obligó a cerrar el colegio varios meses. Cuando la República disolvió la Compañía y el P. Simón volvió de Roma se integró en alguno de los «coetus» (o pequeñas comunidades) en las que vivían los jesuitas disueltos. Hizo el apostolado que pudo, especialmente confesando y llevando la comunión.
La razón de que lo detuvieran fue que un miliciano lo reconoció como sacerdote que confesaba y decía misa. Llegada la revolución de julio de 1936 pasó de un refugio a otro, hasta que a finales de agosto lo detuvieron y lo llevaron a Las Torres de Quart. Sencillo y animoso, alentaba a los demás presos y trataba con afecto a los propios carceleros. Con los detenidos rezaba el rosario y confortaba a todos. Pudo salir de Las Torres, pero no muchos días después, el 27 de noviembre, fue detenido de nuevo y llevado a la checa del Seminario. El día 29 fue llevado a El Saler (otras versiones dicen al picadero de Paterna, que también se usaba como lugar habitual de ejecución). Cuando iban a fusilar al grupo, el P. Simón pidió permiso a los verdugos para dar a todos la absolución, como hizo. Seguidamente fue fusilado. Enterrado en el cementerio de Valencia, el 25 de marzo de 1940 sus restos fueron llevados al panteón de la Compañía de Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario