Abadía de Hautvilliers |
Nació en el seno de una familia rica y perteneciente a la alta nobleza merovingia en la región de Reims. Cuñado del rey Childerico de Austrasia. Fue llevado a la Corte y entró mucho más tarde en el clero. Recibió sucesivamente todas las órdenes sagradas -cosa muy común en aquella época- y en el 657 fue nombrado Arzobispo de Reims, sucediendo a Landon.
La ciudad de Reims era entonces la capital del rey Clodoveo II. Nivardo y su diócesis no sufrieron los cambios de dinastía, al contrario, siempre recibieron favores de los potentados.
Demostró siempre un gran aprecio por los monjes. Cooperó con san Bercario en la fundación de la abadía de Hautvilliers, cuya regla fue una fusión de las reglas de san Benito y san Columbano. La elección del lugar trajo sus dificultades, pero Nivardo fue capaz no sólo de construir la abadía, sino también de reconciliar a aquellos que se oponían. Algunos de éstos ingresaron en el monasterio, cuya dirección había sido confiada a san Bercario.
La benevolencia y la ayuda financiera de Nivardo se extendió también a otros célebres monasterios (Corbie, Soissons, Fontenelle, hoy Saint-Wandrill). Fue un mecenas para las iglesias de Reims, especialmente la de Santa María y San Remigio, que la dotó con generosidad. Obtuvo para Hautvilliers un privilegio de inmunidad y para el obispo de Reims la plena jurisdicción sobre la abadía. Nivardo la eligió como el lugar de descanso favorito y en ella murió y en la que fue sepultado.
La abadía de Hautvilliers llegó a ser en el siglo IX, una célebre escuela de miniatura y uno de sus monjes, Pérignon, en el siglo XVIII puso a punto la “forma de tratar los vinos”inventando así el champagne.
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